Hace más de diez años, una oficina del Pentágono realizó investigaciones sobre ovnis, desatando una serie de eventos que culminaron en audiencias en el Congreso y noticias sorprendentes en la actualidad. Sin embargo, la verdadera historia parece centrarse más en exfuncionarios de defensa promoviendo su propia mitología que en un encubrimiento de seres extraterrestres.
La reapertura de las investigaciones de OVNIS en el Pentágono
Tras una pausa prolongada en las investigaciones oficiales sobre ovnis por parte del gobierno de Estados Unidos, en 2008, una oficina del Pentágono reactivó discretamente estas pesquisas. Este esfuerzo, conocido como el Programa de Aplicaciones de Sistemas Avanzados de Armas Aeroespaciales (AAWSAP, por sus siglas en inglés), contó con un presupuesto de 22 millones de dólares. La duración del programa, que se canceló cuatro años después, ha sido mencionada en las audiencias del Congreso, denuncias de “informantes” y un renovado interés público sobre los extraterrestres. Pero la realidad es más turbia que sensacionalista.
En 2022, el Departamento de Defensa de EE. UU. creó la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO, por sus siglas en inglés), con la finalidad de analizar los informes militares sobre ovnis, ahora llamados fenómenos anómalos no identificados o UAP. La AARO representa una oportunidad crucial para que el gobierno aborde de manera definitiva este tema de los ovnis, aunque no en la forma en que muchos creyentes en extraterrestres esperan.
El reto de esta nueva oficina es considerable. El año pasado, las audiencias en el Congreso incluyeron alegatos sobre la recuperación de tecnología alienígena y un supuesto encubrimiento de décadas sobre la presencia de extraterrestres en la Tierra.
Las funciones de la AARO
Investigar estas historias inverificables sobre extraterrestres debería ser visto como una pérdida de tiempo para la AARO, que a principios de este año publicó un informe histórico que desacredita esta teoría conspirativa tan extendida. El verdadero valor de la oficina radica en la capacidad de analizar los avistamientos de ovnis con tecnología avanzada, empleando herramientas y sensores de última generación para resolver los casos en tiempo real, en lugar de depender de los relatos poco fiables de testigos que suelen ser el núcleo de los informes.
Las teorías de conspiración relacionadas con el gobierno han sido parte del fenómeno ovni durante décadas, pero los recientes testimonios de “informantes” en el Congreso les han dado un nivel de credibilidad inédito. No obstante, lejos de representar un avance científico, como sugieren algunos entusiastas, estos relatos tienen más elementos de creencias religiosas, con un grupo de seguidores, incluidos exmiembros de AAWSAP, que promueven la narrativa de la “inteligencia no humana”, ya sea extraterrestre o interdimensional.
Aunque oficialmente el AAWSAP se enfocaba en investigar posibles amenazas aeroespaciales futuras, en realidad se dedicó a estudiar fenómenos paranormales y ovnis, algo confirmado por la revisión histórica de la AARO. Desde su cancelación en 2012, la controversia ha rodeado al programa, exacerbada por un artículo del New York Times de 2017 que lo identificó erróneamente como el “Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas” (AATIP).
El aumento de las teorías conspirativas al interior del gobierno
El AAWSAP produjo 38 “Documentos de Referencia de Inteligencia de Defensa”, realizados por científicos contratados por Robert Bigelow, un magnate y entusiasta de los ovnis. Estos informes, junto con otros mencionados en libros posteriores, incluyen referencias a investigaciones en el rancho Skinwalker en Utah, propiedad de Bigelow, y a informes mensuales supuestamente entregados a la DIA, así como un “informe de 10 meses” de 494 páginas lleno de gráficos y conclusiones. Sin embargo, existen razones fundadas para cuestionar la calidad y objetividad de estos documentos.
Según la AARO, la idea de que el gobierno de EE. UU. está haciendo ingeniería inversa con tecnología extraterrestre y ocultándola al Congreso “es en gran medida el resultado de informes circulares de un grupo de personas que creen que esto es cierto, a pesar de la falta de pruebas”, concluyó la oficina en un informe reciente.
Toda esta situación muestra cómo el pensamiento pseudocientífico puede crecer descontroladamente, atrapando no solo a quienes tienen inclinaciones paranormales, sino también a algunos funcionarios gubernamentales. Esto fue lamentado por el exdirector de AARO, Sean Kirkpatrick, quien señaló que estos funcionarios están encargados de temas de importancia nacional, lo que exige un enfoque comprometido con la investigación objetiva.
Algunos de estos funcionarios han acusado públicamente a la AARO de ser parte de un “encubrimiento”. En realidad, las creencias sobre los ovnis se han convertido en una especie de fe que no requiere pruebas.
¿Pueden estudiarse los avistamientos de OVNIS?
El hecho de que algunos funcionarios, sin evidencia sólida, crean en teorías sobre extraterrestres y fenómenos de “alta extrañeza” (un término popularizado en los años 70 para describir encuentros extraños con ovnis) es preocupante. Los adversarios de EE. UU., si prestan atención a este desorden, podrían verlo como una oportunidad para debilitar las instituciones estadounidenses, tal como lo advirtió un panel de la CIA en 1953 con respecto a la posible explotación soviética del fenómeno ovni.
De manera más optimista, el estudio de los ovnis ha captado el interés de historiadores que buscan comprender la naturaleza mítica del fenómeno y cómo se relaciona con oleadas históricas de avistamientos. Debido a cómo los medios modernos, y especialmente los digitales, amplifican las voces de defensores apasionados, charlatanes y científicos con inclinaciones paranormales, el fenómeno ovni desde 1947 ha adquirido una relevancia mucho mayor que los avistamientos anteriores, algunos de los cuales datan de siglos atrás.
Aunque muchos desestiman el interés en los ovnis como algo marginal o una simple distracción cultural, cada vez más académicos consideran que se puede aprender mucho del estudio de los avistamientos. Si bien creemos firmemente que los ovnis o UAP no representan un fenómeno físico anómalo relacionado con extraterrestres, esto no significa que la ufología sea insignificante. Deberíamos investigar su significado, en lugar de dejar que los sensacionalistas, con metodologías cuestionables, controlen la narrativa. Así, tanto la AARO como la academia tienen un papel clave para ofrecer una visión más profunda sobre cómo y por qué las personas interpretan lo que ven en el cielo.