A medida que aumenta la competencia por enviar astronautas a la Luna, en paralelo también crece el interés por la minería lunar.

Y, como no podía ser de otra manera, quien parte con la delantera en la materia es Estados Unidos: gracias a las políticas de protección de Washington, se espera que los inversores comiencen a apostar por esta dinámica en la brevedad.

“Mi opinión es que hay demasiados inversores que no apuestan por la tecnología espacial porque son demasiado reacios al riesgo”, explicó Katelin Holloway, socia fundadora de la firma de capital de riesgo 776.

“Para que esto funcione, debe brindarse la confianza suficiente para hacer una gran apuesta. El inversor debe estar dispuesto a confiar en que las reglas y regulaciones se cumplirán”, agregó.

Una apuesta complicada

Pese al optimismo, la minería espacial es un negocio complicado que requiere mucho dinero y tecnología sofisticada, mientras que ofrece un retorno muy a largo plazo.

Pero ahora que algunos de los grandes interrogantes están resueltos, Holloway predice que fluirá más dinero hacia el sector: “todas esas personas que eran muy reacias al riesgo están empezando a sentirse un poco más seguras. Creo que estas políticas atraerán a un montón de nuevos inversores”.

Entre las normas que podrían impulsar la llegada de dólares al sector se destaca la Ley de Competitividad de Lanzamientos Espaciales Comerciales de 2015 que asegura que las empresas estadounidenses pueden extraer recursos de los asteroides y venderlos.

Además, aunque la ley no hace ninguna mención explícita a la Luna, sí permite a un estadounidense recolectar y vender un “recurso espacial”, definido como cualquier “recurso abiótico in situ en el espacio exterior”.

Y como si esto no fuese suficiente, a la seguridad jurídica se suma que la NASA otorga contratos a empresas para devolver el regolito lunar a la Tierra y venderlo a la propia agencia.

Sin embargo, más allá de las garantías dentro de EE.UU., la situación legal que rodea a la minería espacial se vuelve un poco más turbia cuando se mira fuera del país norteamericano.

Hasta ahora, los 40 países que firmaron los Acuerdos Artemisa están de acuerdo con la posición de Estados Unidos, pero otros podrían adoptar una posición diferente en el futuro.

Por ello, una acción internacional sobre la minería espacial sólo se concretará cuando una empresa recolecte y venda con éxito el material obtenido en órbita.

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