Este 30 de mayo a las 21:05 (hora de Argentina) SpaceX lanzó con éxito el satélite GPS III-7 (SV-08) a bordo de un cohete Falcon 9, en una misión conjunta con la Fuerza Espacial de Estados Unidos (USSF) para fortalecer la constelación global de navegación. El satélite incorpora mejoras clave en precisión y resistencia, y forma parte de una estrategia de despliegue acelerado impulsada por el Comando de Sistemas Espaciales.

GPS III-7: tecnología de precisión y despliegue eficaz

Aproximadamente 90 minutos después del despegue, el GPS III-7 se desplegó en la órbita terrestre media (MEO), a unos 20.200 km de altitud.

Fabricado por Lockheed Martin, el satélite incorpora importantes mejoras tecnológicas. Está equipado con la señal militar M-Code, que proporciona una precisión tres veces mayor y una resistencia a interferencias ocho veces superior respecto a generaciones anteriores. También transmite la señal civil L5, destinada a aplicaciones críticas como la aviación y el transporte.

Apodado “Katherine Johnson” en honor a la matemática de la NASA cuyos cálculos fueron fundamentales para las misiones espaciales tripuladas tempranas, este ejemplar es el octavo de un total de diez planificados en la serie GPS III. Su incorporación refuerza una constelación que actualmente cuenta con 31 satélites activos y siete en reserva, proporcionando servicios de posicionamiento, navegación y sincronización a más de seis mil millones de usuarios en todo el mundo.

Lockheed Martin GPS III Satelite
GPS III en la sala de integración de Lockheed Martin. Fuente: Lockheed Martin.

Implementación acelerada en respuesta a necesidades estratégicas

La misión GPS III-7 se destaca por su rápida ejecución: desde la activación del satélite en almacenamiento hasta su lanzamiento transcurrieron solo tres meses. Esto constituye un 40% más rápido que la misión anterior RRT-1, que ya había establecido un récord en diciembre de 2024.

Por su parte, el cambio de proveedor de lanzamiento, de United Launch Alliance (ULA) a SpaceX, permitió acelerar el proceso debido a retrasos en la certificación del cohete Vulcan de ULA.

Este enfoque demuestra la capacidad de la USSF para responder rápidamente a necesidades operativas, como el reemplazo de satélites en caso de falla en órbita.

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