Recientemente, Airbus, Thales y Leonardo llegaron a un acuerdo, valuado en US$ 7.000 millones, para hacer frente a SpaceX, la empresa de Elon Musk.
Pero, rápidamente, algunos especialistas bautizaron al Proyecto Bromo como el Proyecto FOMO (miedo a perderse algo). Esto se debe a que su creación es una medida un poco desesperada para no quedarse atrasados frente al mercado dominado por Starlink y las mega flotas espaciales chinas.
“Este tipo de fusión de las tres mayores compañías espaciales europeas habría sido impensable hace 10 años. Pero la competencia entre Airbus y Thales es mucho menos significativa que la competencia entre Europa, Estados Unidos y China”, declaró Caleb Henry, director de investigación de la firma de asesoría Quilty Space.
Los tiempos cambian
Airbus y Thales tuvieron sus espacios en común en el pasado, pero tanto la Comisión Europea como la motivación empresarial de cada una terminó frenando todo. Pero desde su último acercamiento hace cinco años, el mundo espacial ha cambiado de manera drástica como producto de la invasión de satélites baratos en la órbita baja de la Tierra.
Además la guerra ruso ucraniana ha volcado al mundo multipolar ha aumentar la fabricación e innovación en materia de seguridad. Y la indefensa Europa no tuvo más remedio que volcar sus inversiones en Estados Unidos para tapar la urgencia de protección.
Sin embargo el diálogo se volvió inevitable entre las empresas europeas, más específicamente con el proyecto OneSat de satélites reprogramables de Airbus. A principios del año pasado, el director general de Airbus, Guillaume Faury, declaró la incapacidad de llevar a cabo las operaciones por los altos costos. Y es allí cuando Thales se mostró presente para apoyar a sus compatriotas con mano de obra.
A pesar de las nuevas alianzas, hay otras que se están desintegrando, como por ejemplo el caso de lanzamientos de cohetes europeos. La operadora de cohetes Ariane se está distanciando cada vez más de Arianespace, dejando así libre el camino para que los servicios de SpaceX se queden con el monopolio, ya que el Proyecto Bromo no contempla este sector.
Los años han creado daños estructurales y será difícil retomar la carrera por el dominio espacial según algunos especialistas. “Creo que llega demasiado tarde. La empresa estará en proceso de consolidación al menos durante los próximos dos años. El mismo período durante el cual se espera que diseñe IRIS²”, afirmó el consultor de satélites Christian von der Ropp.
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