China comenzó a compartir valiosas muestras lunares, recolectadas por su misión Chang’e 5 en 2020, con investigadores de todo el mundo. Sin embargo, debido a obstaculos legales de EE.UU., la NASA enfrenta serias restricciones para acceder a este material.
En mayo, el científico planetario británico Mahesh Anand, de la Open University en Milton Keynes, viajó a China para obtener 60 miligramos de un total de casi 2 kg de regolito lunar. Investigadores de Europa, Etiopía y Rusia también recibieron muestras, pero los científicos de la NASA están limitados por una legislación estadounidense conocida como la Enmienda Wolf.
La Enmienda Wolf
La Enmienda Wolf, una ley impulsada en 2011 por el senador republicano Frank Wolf, prohíbe la cooperación bilateral entre la NASA y la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), así como entre científicos financiados por estas agencias. El objetivo es evitar que China acceda a tecnologías espaciales estadounidenses que podrían tener aplicaciones militares.
Esta restricción significa que la NASA no puede financiar investigaciones relacionadas con las muestras de Chang’e 5.
En cambio, el único científico estadounidense que recibió una muestra, Timothy Glotch de la Universidad Stony Brook, recurrió a fondos privados para su estudio.
Investigación independiente para superar las barreras
Glotch y su equipo planean analizar las propiedades térmicas de las muestras, comparándolas con mapas térmicos de la Luna. Su objetivo es comprender mejor la composición de diferentes regiones lunares.
Por su parte, el equipo de Anand en el Reino Unido realizará pruebas de calentamiento extremo para extraer gases nobles y analizar la historia de elementos como carbono, nitrógeno y oxígeno.
El material de Chang’e 5 proviene de Mons Rümker, una región volcánica ubicada en el Oceanus Procellarum. A diferencia de las muestras de las misiones Apollo, el regolito recolectado por Chang’e 5 reveló que la actividad volcánica en la Lunacontinuó hasta hace 120 millones de años. Esto contradice la creencia previa de que dicha actividad había cesado hace más de 2.000 millones de años.
A pesar de las restricciones de la Enmienda Wolf, China permitió que Glotch y su equipo realicen investigaciones siempre que se financien de forma independiente. Esto mantiene viva la colaboración científica, aunque sea de manera limitada, y permite comparar las muestras lunares de diferentes épocas y ubicaciones.
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