Un lote de imágenes tomadas por el Telescopio Espacial James Webb muestran con gran detalle 19 galaxias espirales que residen relativamente cerca de la Vía Láctea, ofreciendo nuevas pistas sobre la formación estelar y evolución galáctica.

La más cercana de las 19 galaxias se llama NGC5068, a unos 15 millones de años luz de la Tierra, y la más distante es NGC1365, a unos 60 millones de años luz.

Las nuevas observaciones provinieron de la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) y el instrumento de infrarrojo medio (MIRI) del telescopio Webb: en las imágenes se observan aproximadamente 100.000 cúmulos de estrellas y millones o quizás miles de millones de estrellas individuales.

“Estos datos son importantes ya que nos dan una nueva visión de la fase más temprana de la formación estelar”, dijo el astrónomo de la Universidad de Oxford, Thomas Williams, quien dirigió el procesamiento de datos de las imágenes por parte del equipo.

“Las estrellas nacen en lo profundo de nubes de polvo que bloquean completamente la luz en las longitudes de onda visibles, a las que es sensible el Telescopio Espacial Hubble, pero estas nubes se iluminan en las longitudes de onda JWST. No sabemos mucho sobre esta fase, ni siquiera realmente cuánto dura, por lo que estos datos serán vitales para comprender cómo las estrellas en las galaxias comienzan sus vidas”, añadió Williams.

La galaxia espiral NGC 628, situada a 32 millones de años luz de la Tierra

Aproximadamente la mitad de las galaxias espirales tienen una estructura recta, llamada barra, que sale del centro galáctico al que están unidos los brazos espirales.

“La idea común es que las galaxias se forman desde adentro hacia afuera, y por eso se hacen cada vez más grandes a lo largo de su vida. Los brazos espirales actúan para barrer el gas que se formará en estrellas, y las barras actúan para canalizar ese mismo gas hacia el agujero negro central de la galaxia”, dijo Williams.

Las imágenes permitieron a los científicos resolver por primera vez la estructura de las nubes de polvo y gas a partir de las cuales se forman estrellas y planetas.

“Las imágenes no sólo son estéticamente impresionantes, sino que también cuentan una historia sobre el ciclo de formación y retroalimentación estelar, que es la energía y el impulso liberados por las estrellas jóvenes en el espacio entre las estrellas”, explicó la astrónoma Janice Lee, del Instituto Científico del Telescopio Espacial en Baltimore.

“En realidad, parece que hubo actividad explosiva y limpieza de polvo y gas tanto en escalas de cúmulos como de kiloparsecs (aproximadamente 3.000 años luz). El proceso dinámico del ciclo general de formación estelar se vuelve obvio y cualitativamente accesible, incluso para el público, que hace que las imágenes sean convincentes en muchos niveles diferentes”, añadió Lee.

Por su parte, el astrónomo Erik Rosolowsky, de la Universidad de Alberta,, detalló que “usando el Hubble, veríamos la luz de las estrellas de las galaxias, pero parte de la luz estaba bloqueada por el polvo de las galaxias”.

“Esta limitación hizo difícil comprender partes de cómo opera una galaxia como sistema. Con la visión de Webb en el infrarrojo, podemos ver a través de este polvo las estrellas detrás y dentro del polvo que lo envuelve”, sentenció.

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