Malas noticias para Rocket Lab: su última misión espacial, la novena del año, terminó este martes de manera abrupta tan solo dos minutos y medio después del lanzamiento debido a un problema no revelado.

“Estamos trabajando estrechamente con la FAA (Administración Federal de Aviación) y agencias de apoyo a medida que comienza la investigación sobre la causa del problema”, dijo la compañía.

Sin embargo, como era de esperar, la imagen de la empresa se vio fuertemente afectado por el suceso y sus acciones cayeron alrededor de un 26% en las operaciones previas a la comercialización el martes.

Las acciones de Rocket Lab han caído alrededor del 60% desde finales de 2021, cuando las inversiones espaciales comenzaron a agotarse. Hasta el último cierre, su capitalización de mercado ascendía a 2.440 millones de dólares.

El cohete Electron en una misión en 2019. Créditos: Rocket Lab

La misión que no fue

Con su cohete Electron, Rocket Lab debía lanzar un satélite de observación de la Tierra, con radar de apertura sintética (SAR), para la compañía californiana Capella Space.

El lanzamiento se realizó desde el sitio de Rocket Lab, en Nueva Zelanda, y las dos etapas del Electron se separaron como estaba previsto unos 2,5 minutos después del lanzamiento. 

Sin embargo, los datos mostraron que la velocidad de la etapa superior del cohete disminuyó poco después de que se suponía que su único motor Rutherford comenzaría a funcionar. 

Por lo tanto, es posible que el motor de la etapa superior haya sufrido un fallo de encendido o una parada prematura. La anomalía rompió una serie de 19 lanzamientos exitosos consecutivos para la empresa.

La semana pasada, Rocket Lab firmó un acuerdo para cuatro lanzamientos con el contratista de defensa Leidos, programados para 2024 y 2025.

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