Argentina volvió a los lanzamientos espaciales suborbitales en 2025 tras décadas sin actividad. La Fuerza Aérea Argentina (FAA) puso en marcha el programa MET (Módulo Experimental de Tecnología) para desarrollar cohetes sonda experimentales con tecnología nacional. Esta iniciativa busca validar motores y sistemas avionicos propios, practicar el despliegue y recuperación de cargas útiles, y preparar el camino para futuros lanzamientos. Desde el Ministerio de Defensa, destacan estos ensayos como parte de la Política Espacial Integral de la FAA, destinada a restablecer capacidades propias en vuelos suborbitales.
El 2025 cerró con dos lanzamientos exitosos, el MET 1-SO “Escorpio” en mayo y el MET 2-SO “Crux” en noviembre, ambos desde el CELPA II Atlántico en Mar Chiquita, provincia de Buenos Aires.
MET 1-SO: La vuelta al ruedo de la Fuerza Aérea
El 22 de mayo, la Fuerza Aérea lanzó el cohete sonda MET 1-SO “Escorpio”, impulsado por un motor de combustible sólido nacional. Se trató de un vehículo suborbital de una sola etapa, que llevaba una cápsula recuperable en su punta. El objetivo principal fue probar en vuelo los subsistemas del lanzador.
La cápsula incorporaba un sistema de inteligencia artificial para facilitar su localización tras el descenso. Luego de alcanzar el punto más alto de su trayectoria, el cohete se separó de la cápsula, que descendió por paracaídas y amerizó en el Atlántico Sur. Un equipo de la Armada Argentina la recuperó exitosamente con apoyo de drones y sistemas de posicionamiento. Este resultado marcó la primera experiencia nacional con recuperación de carga útil sobre el mar argentino.
Las autoridades calificaron el lanzamiento como “un hito histórico” que consolidó a la FAA “como un actor central en el desarrollo de tecnología estratégica”. En paralelo, el lanzador contaba con aviónica desarrollada en el país, sistemas avanzados de telemetría de alta frecuencia y un diseño modular escalable, que fueron validados en vuelo.

MET 2-SO: La segunda vuelta
El segundo lanzamiento del año ocurrió el 13 de noviembre con el cohete sonda MET 2-SO “Crux”. Al igual que en mayo, la prueba se realizó desde el CELPA II Atlántico. El MET 2-SO continuó la línea de trabajo iniciada con el Escorpio, pero incorporó la reutilización del motor sólido.
El objetivo principal fue calificar en vuelo un tubo motor en su segundo ciclo de utilización, bajo el concepto de lanzar y recuperar para reducir costos operativos. Durante la misión se verificaron parámetros técnicos, sistemas de telemetría, registros ópticos de seguimiento y la capacidad de predecir el punto de recuperación del vector.
En esta ocasión, la FAA logró recuperar simultáneamente la cápsula de carga útil y el motor propulsor, poniendo a prueba nuevos sistemas de geolocalización y flotabilidad autónoma. Tras el vuelo, ambos elementos se recuperaron exitosamente del Atlántico, confirmando el modelo de cohete como parcialmente reutilizable.
Objetivos del programa MET
El programa MET tiene como fin último consolidar una base tecnológica nacional para futuros lanzadores espaciales. Sus metas son validar motores, aviónica y sistemas de tierra, y entrenar personal en operaciones de vuelo suborbital. Como resumió el Ministerio de Defensa, estas misiones “permiten calificar en vuelo el sistema de propulsión y validar tecnologías como telemetría, transmisión encriptada y el uso de inteligencia artificial para la búsqueda marítima”.
Otro objetivo estratégico es la modularidad y reutilización. El MET 1-SO fue diseñado como un prototipo modular y escalable, con miras a misiones más ambiciosas. El MET 2-SO implementó la reutilización del motor, verificando que después del primer vuelo el propulsor mantenga prestaciones operativas. En ambos vuelos se obtuvo telemetría en tiempo real y seguimiento óptico de la trayectoria, validando los algoritmos de navegación inercial desarrollados localmente.
En conjunto, el programa busca acumular un catálogo de tecnologías esenciales para el desarrollo aeroespacial autónomo en Argentina.
Contexto histórico de la cohetería argentina
La FAA y la industria espacial argentina tienen antecedentes históricos de cohetería, aunque interrumpidos por décadas.
Ya en la década de 1960, Argentina fue uno de los primeros países en lanzar cohetes sonda nacionales, con los famosos proyectos Orión y Castor, entre otros. En los años 80 se desarrolló el misil Cóndor II, un cohete convertido en misil balístico durante la Guerra de Malvinas. Tras el fin de la dictadura, el presidente Raúl Alfonsín enfrentó presiones internacionales y canceló el primer lanzamiento previsto del Cóndor II en 1988. Más tarde, en 1990 durante el gobierno de Carlos Menem, el programa fue definitivamente desmantelado. Este golpe político cortó de raíz el desarrollo aeroespacial nacional.
En el ámbito civil, el desarrollo de un lanzador satelital avanzó con el programa Tronador II, implementado mediante una serie de vehículos experimentales. Tras ensayos previos en 2014, el último intento de vuelo fue el VEx-5A en abril de 2017, que sufrió un fallo a los pocos segundos del despegue, cayó cerca de la rampa y explotó. Desde entonces, las actividades aéreas se limitaron a proyectos de drones o aviones militares.
Ahora, los ensayos del programa MET marcan el regreso de la FAA a las capacidades de lanzamiento soberanas.

Proyecciones y futuro del programa
Los éxitos del MET sientan las bases para un futuro alentador, aunque no exento de desafíos. El gobierno argentino presentó en diciembre de 2025 las Bases para el Desarrollo Espacial Argentino, un plan que motiva a impulsar un proyecto propio de acceso al espacio. Bajo esa línea, los lanzamientos MET son el paso inicial.
En ese marco, el proceso de reequipamiento de Defensa puede jugar a favor del desarrollo espacial. En 2024, la Argentina adquirió 24 cazas F-16 a Dinamarca por US$ 300 millones, la mayor compra de aeronaves militares del país en décadas. Además, anunción aviones P-3 Orion, blindados Stryker para el Ejército e incluso la búsqueda de submarinos franceses. Si parte de ese presupuesto se articula con los ensayos que ya está realizando la Fuerza Aérea, el programa MET podría convertirse en un candidato para recibir recursos y sostener una línea de maduración que apunte a capacidades propias de lanzamiento.
En cualquier caso, el optimismo es grande entre la comunidad espacial. Como se destacó desde el Ministerio de Defensa, estas misiones de cohetes “contribuyen a establecer las bases doctrinarias para acciones futuras en el campo espacial”. Si el impulso actual se mantiene, se esperan más ensayos. Mientras tanto, Argentina ya demostró que cuenta con la capacidad técnica para diseñar y lanzar cohetes suborbitales, y que puede transformar esos avances en hitos que fortalezcan su proyección aeroespacial.
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