Salida en la cúpula de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA): un giro hacia la “eficiencia” nuclear

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El martes 16 de diciembre de 2025, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) comunicó la renuncia de su presidente, el Dr. Ing. Germán Guido Lavalle, y la designación del Ing. Martín Porro como nuevo titular del organismo. La designación, a cargo del Secretario de Asuntos Nucleares, Federico Ramos Nápoli, fue comunicada como el cierre de una etapa “con logros” y el comienzo de otra enfocada en “reorganizar recursos estratégicos del sector”.

Este cambio ocurre en un contexto político de una transformación más profunda: la reciente creación y puesta en marcha de una nueva autoridad dentro del Ministerio de Economía, encargada de coordinar la política nuclear. El nuevo organismo promete ser un punto de inflexión para el sector, que hasta ahora dependía de distintas instancias ministeriales y organismos dispersos.

Federico Ramos Nápoli, ex redactor de Karina Milei y nuevo Secretario de Asuntos Nucleares.
Federico Ramos Nápoli, ex redactor de Karina Milei y nuevo Secretario de Asuntos Nucleares.

Cambios en el tablero institucional

El comunicado de la CNEA no especifica las razones de la renuncia de Lavalle. Sin embargo, el cambio de liderazgo refleja una transición hacia un perfil más ejecutivo, alineado con la nueva estructura de la Secretaría de Asuntos Nucleares dentro del Ministerio de Economía.

Durante su gestión, Lavalle logró varios avances importantes, como el impulso al Reactor Argentino Multipropósito (RA-10) y el desarrollo de nuevas tecnologías en el campo de la protonterapia.

La designación de Martín Porro como presidente marca el inicio de una nueva etapa para la CNEA. Hasta ahora, era gerente de Producción en Dioxitek, una empresa fundamental del ciclo de combustible. Con más de 30 años de experiencia en el sector, Porro tiene un perfil técnico y de gestión, habiendo liderado proyectos nucleares en la propia CNEA y en otras empresas del sector.

El cambio en la CNEA se inserta en un proceso más amplio de reestructuración del sector, donde el Gobierno busca transformar la industria nuclear en un pilar estratégico, con un enfoque en la producción de uranio y en la reorganización del ecosistema nuclear.

Los hitos de Lavalle

La CNEA eligió despedir a Lavalle con un repaso de avances en cuatro ejes: el RA-10, la protonterapia, el agua pesada y la incorporación de equipamiento oncológico pediátrico.

Sobre el RA-10, el propio organismo viene informando avances importantes y un plan de trabajo que apunta a la puesta en marcha en 2026. En protonterapia, la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) anunció en octubre de 2025 la licencia que habilita pruebas para poner en servicio el Centro Argentino de Protonterapia.

En paralelo, el memorándum con Candu Energy apareció como parte de la agenda de reactivación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) y de cooperación tecnológica. Y, en el plano sanitario, a principios de diciembre se instaló en el hospital Garrahan un nuevo acelerador lineal Elekta Evo, parte del Plan Nacional de Medicina Nuclear.

Acelerador lineal Elekta Evo, que permitirá brindar tratamientos de radioterapia oncológica más precisos y menos invasivos.
Acelerador lineal Elekta Evo, que permitirá brindar tratamientos de radioterapia oncológica más precisos y menos invasivos. Fuente: CNEA.

Consecuencias posibles: ¿más foco en lo productivo y menos margen para lo estratégico de largo plazo?

Lo más probable es que la nueva conducción reordene la agenda hacia lo que puede mostrar resultados en el corto plazo. Ahí entran temas como aumentar la producción del ciclo de combustible, cerrar acuerdos industriales y reactivar capacidades como la PIAP. En paralelo, aparece una lógica de eficiencia que el propio comunicado deja planteada cuando habla de reorganizar y optimizar recursos estratégicos.

El punto delicado es qué lugar queda para lo que no da rédito rápido, pero sostiene el sector a largo plazo, como la formación de personal, la investigación y desarrollo, la retención de especialistas y los proyectos que maduran en años.

El RA-10 es un buen ejemplo. Se proyecta su puesta en marcha para 2026 y cualquier recorte o rotación fuerte de equipos impacta enseguida en plazos y costos. En protonterapia pasa algo parecido. La licencia del CeArP habilita pruebas, pero para que el centro funcione de manera estable hace falta continuidad técnica, contratos cerrados y un trabajo regulatorio sostenido.

En resumen, el cambio puede traer más orden y ejecución en algunos frentes, pero también el riesgo de que la política nuclear se mire con lentes demasiado cortos.

Alojamiento de la línea de transporte del haz de protones del CeArP.
Alojamiento de la línea de transporte del haz de protones del CeArP. Fuente: Presidencia de la Nación.

Más que el nombre del presidente, lo que define el rumbo será lo que ocurra en los próximos meses en tres flancos: presupuesto y ejecución, continuidad real del RA-10, y la transición del CeArP desde licencia y pruebas a prestación efectiva. Si esas piezas avanzan, el cambio habrá sido un volantazo de gestión sin ruptura. Si se frenan, la renuncia de Lavalle quedará como el primer síntoma visible de un reordenamiento más profundo del modelo nuclear argentino.

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