Los tiempos están cambiando y Europa lo sabe: los miembros de la Agencia Espacial Europea acordaron aumentar su gasto especial durante los próximos tres años en aproximadamente un 30% hasta 22.100 millones de euros.

A simple vista, la decisión podría no ser tan impactante. Pero, detrás de un “simple” aumento de fondos, hay cuestiones que son, literalmente, de vida o muerte.

Durante años, y gracias a la presencia de Estados Unidos en el Viejo Continente, los países europeos pudieron dejar de invertir en materia de defensa para, apostar de lleno, por la seguridad social.

Así, durante años, la paz reinó o, como sucedía en “Avatar: La Leyenda de Aang”, “las naciones vivían en armonía”, incluso con viejos enemigos como Rusia (la cual les proveía a los miembros de la Unión Europea gas).

Pero Moscú, claramente preocupado por el creciente acercamiento de la OTAN a sus fronteras, consideró que un ingreso de Ucrania a la alianza era algo que no estaba dispuesta a tolerar. Así, siguiendo la historia de Aang, todo cambió cuando la nación del fuego atacó.

Un ataque inesperado

En febrero de 2022, Rusia invadió formalmente a Ucrania, pero el impacto fue mucho más grande: el resto de los países europeos comprendieron que en este mundo anárquico en el que vivimos, la seguridad no puede ser dejada al azar.

En un principio, el Viejo Continente se mostró calmo, consciente de que su histórico aliado Estados Unidos no la dejaría sola. Es decir, “solo el Avatar, maestro de los cuatro elementos (o EE.UU., el país con el gasto militar más grande del mundo), podía detenerlos”.

Pero, al igual que les sucedió a las naciones de la Tierra, el Agua y el Aire con el Avatar, EE.UU. desapareció cuando el mundo más lo necesitaba.

En realidad, Estados Unidos está más presente que nunca en el escenario internacional, aunque con una nueva estrategia: desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca, su intención es lograr una retirada estratégica de su país del escenario internacional.

En otras palabras, su preocupación ya no se encuentra en Europa o Medio Oriente, sino en Asia-Pacífico para contener el ascenso de China. Por eso, el propio Trump ya le ha dicho en más de una oportunidad a Europa que, tarde o temprano, deberá defenderse por su propia cuenta.

Europa apuesta por los cañones

Ante el dilema de “mantequilla o cañones”, Europa ha tenido que regresar a las bases e incrementar su gasto en defensa.

Así, por ejemplo, Alemania planea gastar 649.000 millones de euros en el ejército durante los próximos cinco años. Por lo que, de cumplirse, el plan presupuestario haría que Alemania alcance el objetivo de gasto recientemente aumentado de la OTAN del 3,5% del PIB para 2029. Solo para este año, Berlín asignó 86.000 millones de euros a su ejército (2,4% del PIB).

Por su parte, Francia planea acelerar su gasto en defensa y alcanzar un presupuesto planificado de 64.000 millones de euros para 2027, en lugar de 2030. De esta forma, Francia duplicaría su gasto de defensa desde 2017, cuando fue de 32.000 millones de euros.

Por último, en el caso del Reino Unido se ha comprometido a cumplir con un nuevo objetivo de gastar el 5% del PIB en seguridad nacional para 2035.

Es en este sentido que la industria espacial cobra relevancia por varios motivos: en primer lugar, desde hace años ya existe una carrera espacial por acceder a lugares como la Luna, debido tanto a su posición estratégica para llegar a otros planetas como para acceder a los propios minerales que esta contiene.

Pero, más allá de la exploración del espacio profundo, y en pleno siglo XXI, el espacio se ha convertido en un área fundamental, ya que los satélites juegan un rol clave a la hora de guiar a las tropas en el campo de batalla.

Por eso, los países no solo apuestan por el desarrollo de sus propias constelaciones de satélites (depender de empresas privadas como Starlink reduce la autonomía estratégica de las naciones), sino también de cohetes para poder enviarlos al espacio (más allá de la ya mencionada importancia de la autonomía, la clave es que estos cohetes pueden considerarse de uso dual: rápidamente pueden convertirse en misiles para atacar otros países).

Es por ello que la Agencia Espacial Europea les solicitó a sus 23 países que proporcionaran unos 22.000 millones de euros para financiar lanzamientos, satélites y otros programas de investigación durante los próximos tres años, frente a los 16.900 millones de 2023-2025.

Según el director general de la ESA, Josef Aschbacher, el acuerdo destaca la importancia del espacio, incluso como sector económico de rápido crecimiento y con fines de seguridad y defensa. “Es un dominio donde Europa tiene que ponerse al día”, agregó.

Así, en un momento en el que las tensiones van en ascenso, el Avatar que podría salvar a Europa no es un nuevo EE.UU., sino el rearme militar.

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