La materia oscura —esa sustancia invisible que compone la mayor parte del universo— podría haber dejado finalmente una huella detectable. Un equipo de astrónomos de la Universidad de Tokio afirma haber identificado, gracias al Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi de la NASA, una señal que coincide sorprendentemente con lo que se espera de la aniquilación de partículas de materia oscura. Si se confirma, sería la primera detección directa de este componente fundamental del cosmos.
La materia oscura se convirtió en un problema científico en 1933, cuando el astrónomo Fritz Zwicky notó que las galaxias del Cúmulo de Coma se movían como si estuvieran bajo la influencia de una masa mucho mayor a la visible. Décadas más tarde, Vera Rubin y su equipo demostraron que los bordes de las galaxias espirales giran tan rápido como sus centros, algo imposible si la masa estuviera concentrada en las regiones internas. La única explicación coherente era la presencia de un halo invisible que aportara gravedad adicional.
Estas fueron investigaciones sobre inferencias gravitatorias, no observaciones directas. La materia oscura no emite, no absorbe ni refleja luz. Para los telescopios convencionales es simplemente transparente. Sin embargo, los cálculos más robustos apuntan a que constituye el 85% de toda la materia del universo. Todo lo que vemos —estrellas, planetas, nubes de gas, incluso nosotros mismos— corresponde apenas al 15% restante.
¿Cómo puede “verse” algo que no interactúa con la luz?
Aunque la materia oscura no emite ni refleja luz, existe una posibilidad teórica que permitiría detectarla de forma indirecta. Algunos modelos proponen que sus partículas podrían destruirse entre sí al encontrarse, en un proceso conocido como aniquilación. Esa reacción liberaría rayos gamma extremadamente energéticos, un tipo de radiación que sí puede ser detectada por telescopios espaciales como Fermi.
El candidato más fuerte para este tipo de comportamiento son las WIMP, partículas masivas que interactúan muy débilmente con la materia ordinaria. Si dos WIMP colisionan, deberían producir fotones de alta energía con una firma muy específica. Es precisamente este rastro el que Fermi está diseñado para identificar en el cielo.
Con esta hipótesis como guía, el equipo de astrónomos dirigido por Tomonori Totani analizó la región central de la Vía Láctea, donde los modelos predicen la mayor concentración de materia oscura. Allí detectaron rayos gamma de 20 gigaelectronvoltios distribuidos en una estructura que se asemeja a un halo alrededor del núcleo galáctico. Lo llamativo es que tanto la forma del halo como la energía de los fotones coinciden con lo que se espera de la aniquilación de WIMP con una masa de 500 veces la de un protón. Según Totani, no existe otro fenómeno astrofísico conocido que reproduzca simultáneamente esta distribución espacial y este nivel de energía.
El estudio, publicado en Journal of Cosmology and Astroparticle Physics, plantea así una posible primera detección directa de materia oscura, aunque la confirmación definitiva requerirá más datos y validación independiente.

Un posible nuevo capítulo para la física de partículas
Si la señal corresponde realmente a la aniquilación de materia oscura, implicaría la existencia de una partícula que no forma parte del Modelo Estándar, la teoría que resume todo lo que sabemos sobre las partículas fundamentales. Sería un descubrimiento seminal tanto para la astronomía como para la física de altas energías.
“Si esto es correcto, sería la primera vez que la humanidad logra literalmente ver materia oscura. Representaría un avance importante en nuestra comprensión del universo”, afirma Totani.
Aunque el resultado es prometedor, todavía no alcanza el umbral de certeza que exige la física para un hallazgo de esta magnitud. Se necesitan más observaciones, más datos y una confirmación independiente que descarte todas las explicaciones alternativas.
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