La movilidad aérea avanzada (AAM) nació con la promesa del taxi aéreo eléctrico, pero el mercado está tomando otro rumbo. Las primeras campañas operativas muestran que el verdadero punto de partida no serán las aeronaves tripuladas, sino los drones autónomos —de carga y de transporte ligero— que pueden operar de manera rentable mucho antes que los eVTOL para pasajeros.
Los países del Golfo, especialmente Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Qatar, se están convirtiendo en el escenario ideal para acelerar esa transición. Allí coinciden regulaciones más flexibles, infraestructura nueva y una geografía que permite ensayar rutas punto a punto sin las limitaciones de una gran ciudad.
La autoridad aeronáutica de Emiratos (GCAA) impulsa una política abiertamente pro-AAM y analiza adelantar certificaciones y operaciones experimentales en 2026, aun cuando los fabricantes todavía deben madurar su tecnología. Ese enfoque convirtió a la región en un banco de pruebas real, con vuelos en altas temperaturas, vientos costeros, infraestructura mínima y objetivos comerciales claros.
Arabia Saudita sigue la misma lógica. En los desarrollos del Mar Rojo y en Neom ya funcionan corredores aéreos y plataformas para ensayar flotas autónomas. Joby y Archer avanzan con vuelos tripulados de demostración, pero la mayor disrupción está en los drones logísticos que apuntan a reemplazar al camión en distancias medias.
Drones de carga y módulos reutilizables
El ejemplo más contundente es el Hili, el dron híbrido-eléctrico que Lodd Autonomous desarrolla en Abu Dhabi. Su diseño está orientado a la distribución intermedia entre centros regionales, el segmento más crítico y costoso de la cadena logística.
En lugar de depender de camiones y depósitos, el Hili despega verticalmente, vuela 300 kilómetros a 185 km/h, transporta 250 kg de carga y aterriza en un patio logístico estándar sin necesidad de pistas. Su arquitectura híbrida le permite sostener vuelos prolongados sin depender exclusivamente de baterías. Su estructura fue pensada para un proceso de carga rápido y tolerante a variaciones de centro de gravedad.
Lodd proyecta contar con un plan de certificación consolidado en 2026, operaciones experimentales ese mismo año y una certificación completa para 2028, con una producción industrial de 600 unidades en 2030. Ese calendario es mucho más agresivo que el de cualquier eVTOL de pasajeros.

La industria también está encontrando otro camino para acelerar ingresos en la venta de sistemas de propulsión como módulos reutilizables. Archer, cuyo taxi aéreo Midnight es uno de los proyectos más avanzados, firmó un acuerdo para suministrar su sistema eléctrico al dron militar Omen, un tailsitter híbrido diseñado para misiones de vigilancia y ataque ligero.
Esto marca una evolución natural del sector. Los desarrolladores de eVTOL no solo compiten por lanzar sus propias aeronaves, sino que se están convirtiendo en proveedores de tecnología para terceros que necesitan propulsión eléctrica ligera, eficiente y de alta densidad de potencia.

El futuro de la movilidad aérea es con drones de carga, no de pasajeros
A pesar del protagonismo de los drones de carga, los de pasajeros también empiezan a mostrar resultados concretos. EHang completó vuelos autónomos en Qatar, una prueba de la economía de baja altura que China impulsa con corredores dedicados y gestión automatizada del tráfico. Es un esquema pensado para operar donde la autonomía y la repetitividad tienen sentido, lejos de la complejidad urbana de una megaciudad tradicional.

El desafío, sin embargo, dejó de ser tecnológico. Ahora se trata de comprobar si estos vehículos pueden sostener un costo operativo competitivo y encajar sin fricciones en el sistema aéreo. Las pruebas que se realizarán en el Golfo entre 2026 y 2028 darán esa respuesta. Si los drones logran demostrar viabilidad antes que los taxis aéreos, la movilidad aérea avanzada no arrancará sobre los rascacielos, sino entre centros logísticos y desarrollos nuevos. Será un comienzo menos espectacular, pero también el que mejor refleja dónde la tecnología realmente funciona y dónde la economía empieza a cerrar.
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