Este miércoles 24 de septiembre, a las 8:30 a.m. (hora de Argentina), un Falcon 9 despegó desde el Centro Espacial Kennedy con tres misiones a bordo: la sonda IMAP de la NASA, el observatorio Carruthers Geocorona (CGO) y el satélite SWFO-L1 de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).
El objetivo de las tres naves es llegar al punto de Lagrange 1 del sistema Sol-Tierra, un sitio de equilibrio gravitacional situado a 1,5 millones de km de la Tierra en dirección al Sol.
IMAP, CGO y SWFO-L1 hacia L1
La carga más importante del lanzamiento fue la Interstellar Mapping and Acceleration Probe (IMAP), una misión de la NASA con un presupuesto cercano a los US$ 600 millones. El satélite transporta diez instrumentos científicos que permitirán estudiar la actividad solar, analizar el viento solar y el polvo interestelar, además de trazar un mapa de la frontera externa de la heliosfera.
La información recopilada también tendrá un papel clave en la seguridad de futuras misiones tripuladas. IMAP será capaz de emitir alertas de radiación, fundamentales para la protección de astronautas que participen en el programa Artemisa, orientado a establecer una presencia sostenida en la Luna y, a futuro, en Marte.
Por su parte, el Carruthers Geocorona Observatory (CGO) se dedicará al estudio de la exosfera, la región más externa de la atmósfera terrestre. A través de observaciones en ultravioleta, medirá la tenue luminosidad de la geocorona y aportará datos sobre cómo el clima espacial impacta sobre nuestro planeta. La misión continúa el trabajo iniciado durante la era Apollo, cuando la misión Apollo 16 realizó las primeras mediciones de esta capa.
Finalmente, el satélite SWFO-L1, desarrollado por la NOAA, funcionará como un sistema de alerta temprana ante tormentas solares. Su monitoreo permitirá anticipar fenómenos que representan un riesgo tanto para satélites y astronautas como para infraestructuras críticas en la Tierra, como las redes eléctricas.
Un despliegue exitoso
El despliegue de las sondas se llevó a cabo según lo planeado. La etapa superior del Falcon 9 liberó a IMAP en una órbita de transferencia interplanetaria 84 minutos después del despegue. Posteriormente, SWFO-L1 y CGO fueron enviados a sus trayectorias hacia L1 a los 6,5 y 13 minutos posteriores, respectivamente.
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The article provides a fascinating glimpse into the ambitious goals of the IMAP mission and its potential impact on future space exploration, particularly regarding solar radiation monitoring for the Artemis program. Its inspiring to see how these advanced satellites contribute to our understanding of space and its effects on Earth.