Esta semana, el mundo rememora el 80 aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki con el objetivo de evitar que esto vuelva a suceder.
Pero, en un momento en el que las tensiones nucleares están nuevamente en ascenso, es bueno recordar que existe una especie de árbol capaz de resistir el infierno que un arma atómica puede desatar.
Conocido como Ginkgo biloba, este es el único representante vivo del orden de las Ginkgoales. Dicha especia apareció durante el Paleozoico tardío y, actualmente, proporciona un enlace entre las floras del pasado y el presente.
Es por ello que muchos lo llaman “fósil viviente”, ya que su antigüedad se remonta a más de 190 millones de años. El género alcanzó gran difusión durante el jurásico y el cretáceo. Sin embargo, los cambios en el Ginkgo biloba son mínimos respecto a la especie ancestral.
Pero lo más sorprendente de esta historia es que una serie de estos árboles cercanos a Hiroshima lograron sobrevivir a pesar del calor abrasador y la destrucción causada por la bomba.
Compuesta de uranio, la bomba Little Boy se lanzó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Pesaba aproximadamente 4.400 kg, tenía tres metros de longitud y 71 cm de diámetro.
El artefacto generó una explosión de 16 kilotones, desató una oleada de calor que alcanzó los 4.000 grados Celsius (7.200 Fahrenheit) y una radiación que mató a 80.000 personas en el acto y casi 160.000 en total.
Sin embargo, los Ginkgos sobrevivieron y por eso hoy se los conoce como “árboles bombardeados”, o hibakujumoku (Hibaku significa afectado por la bomba, y jumoku árbol).

¿Cómo lograron los Ginkgos sobrevivir?
En total, unos 160 árboles, ubicados en el jardín Shukkeien (a tan solo 1,7 km del hipocentro de la explosión) sobrevivieron en Hiroshima. Por un lado, su gruesa corteza y su sistema de raíces profundas les permitieron resistir el calor intenso y la onda expansiva de la bomba.
Por el otro, muchos ejemplares quemados rebrotaron rápidamente. Los Ginkgos tienen una extraordinaria capacidad de regenración ya que pueden generar nuevos brotes desde la base del tronco. Esto les permitió recuperarse aun después de haber sido parcialmente calcinados.

Un mensaje para el mundo
Intentando aprovechar esta historia, y con el objetivo de evitar que el horror de Hiroshima se vuelva a repetir, hoy en día la iniciativa Green Legacy Hiroshima (Legado Verde de Hiroshima) envía a diferentes países del mundo semillas de los árboles que sobrevivieron a la devastación de la bomba atómica.
Pero lo sorprendente es que, pese a poder sobrevivir a una explosión nuclear, hoy en día los Ginkgos están en peligro de extinción. Los únicos ejemplares se encuentran en reservas o jardines privados, principalmente en Japón y China.
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