Las antiguas centrales eléctricas de carbón y gas de Europa se convertirán en centros de datos para gigantes tecnológicos como Microsoft y Amazon. Empresas energéticas como la francesa Engie, la alemana RWE, y la italiana Enel están transformando sitios industriales en desuso en modernas instalaciones tecnológicas, perfilándose como puntos estratégicos para el futuro de la computación intensiva. Al reutilizar la infraestructura existente —como accesos a la red eléctrica y sistemas de refrigeración por agua—, estas compañías no solo reducen los costos de desmantelamiento, sino que aseguran acuerdos energéticos a largo plazo con los nuevos operadores.
Para las big tech, el acceso rápido a energía y agua en ubicaciones ya preparadas representa una ventaja fundamental en una industria que enfrenta demoras de hasta una década para nuevas conexiones a la red en Europa.
“Tienes todas las piezas necesarias: infraestructura hídrica, recuperación de calor…”, explica Bobby Hollis, vicepresidente de energía en Microsoft.
Desde Amazon, Lindsay McQuade señala que estos sitios permiten acelerar la obtención de permisos gracias a que ya cuentan con gran parte de la infraestructura instalada.

La renovación de las viejas centrales eléctricas de Europa: un negocio rentable para todos
Los centros de datos no solo permiten reutilizar el terreno, sino que abren oportunidades de ingresos estables para las eléctricas. Algunas construyen y operan los centros por sí mismas, otras optan por alquilar terrenos a terceros.
Engie ya identificó 40 sitios en todo el mundo, en su mayoría en Europa, que podrían convertirse en centros de datos. El objetivo de la compañía es duplicar su capacidad renovable instalada y de almacenamiento con baterías hacia 2030, partiendo de los 52,7 GW actuales.
Otras energéticas como la portuguesa EDP, Enel y EDF también están activamente promoviendo antiguas centrales de carbón y gas para este nuevo uso. En el Reino Unido, Drax busca asociarse para desarrollar partes inutilizadas de su planta de Yorkshire, hoy parcialmente reconvertida a biomasa. Allí ofrece acceso directo a equipos de refrigeración por agua, y plantea un esquema “detrás del medidor” en el que la planta entrega energía directamente al centro de datos, con respaldo de la red si es necesario.
En Francia, EDF ya seleccionó desarrolladores para reconvertir dos centrales de gas en el centro y este del país. La firma JLL, especializada en bienes raíces, trabaja en la transformación de una planta de carbón alemana en un centro de datos de 2,5 GW, y en otros cuatro sitios en Reino Unido para un importante cliente del sector tecnológico.
Según la ONG Beyond Fossil Fuels, 190 plantas ya han cerrado en Europa desde 2005. De las 153 que aún funcionan en la UE y Reino Unido, la mayoría deberán clausurarse antes de 2038 para cumplir con los objetivos climáticos. Lejos de representar un pasivo, estas instalaciones están comenzando a formar parte de un nuevo modelo de negocio.
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