Durante años, la imagen sobre Europa —una de las lunas más interesantes de Júpiter— era la de una superficie congelada y estática. Sin embargo, observaciones del Telescopio Espacial James Webb (JWST) revelaron que debajo de esa capa de hielo existe un mundo mucho más dinámico de lo que se pensaba. Según un estudio reciente publicado en The Planetary Science Journal, hay pruebas de actividad geológica, movimiento de materiales entre el interior y el exterior, y una química inusual que podría estar vinculada con un océano subterráneo.

Zonas caóticas en el hemisferio sur

El JWST apuntó hacia dos regiones del hemisferio sur de Europa: Tara Regio y Powys Regio. En Tara Regio, en particular, detectó hielo cristalino tanto en la superficie como a cierta profundidad. Esto desafía lo que se pensaba hasta ahora: que la corteza era uniforme y estable.

También encontró señales de dióxido de carbono, peróxido de hidrógeno y cloruro de sodio (como la sal de mesa), probablemente provenientes del interior del satélite.

Estos compuestos se hicieron presentes en zonas donde el hielo se rompió y se volvió a congelar, denominadas “terrenos caóticos”, lo que sugiere que hay un intercambio activo entre el océano subterráneo y la superficie. Es decir, el interior de Europa podría estar “empujando” materiales hacia arriba.

Además, el dióxido de carbono no sobrevive mucho tiempo en la superficie de Europa debido a la intensa radiación de Júpiter, que lo descompone rápidamente. Por eso, su presencia sugiere que estos compuestos se están renovando constantemente, probablemente desde el interior, reforzando la idea de que la luna sigue activa.

Júpiter Europa
La misión Juno de la NASA, dedicada a observar Júpiter, tomó la imagen más cercana hasta ahora de Europa. Fuente: NASA/JPL-Caltech.

El hielo amorfo de Europa

En la Tierra, el agua se congela formando cristales con una estructura ordenada. Pero en Europa, las cosas son distintas. La radiación extrema que emite Júpiter golpea constantemente la superficie de la luna, rompiendo esa estructura y generando un tipo de hielo desordenado, llamado hielo amorfo.

Para entender cómo se transforma ese hielo con el tiempo, el equipo del investigador Ujjwal Raut recreó en laboratorio las condiciones de Europa. Sus experimentos mostraron que el hielo puede pasar de una forma amorfa a una forma cristalina si hay suficiente calor —como el que vendría desde el interior de la luna.

Esto permite a los científicos usar el tipo de hielo que observan como una pista sobre lo que pasa debajo: si el hielo está más ordenado, puede significar que hay calor, movimiento o incluso agua líquida empujando desde abajo.

Lo que sigue: Europa Clipper

Este hallazgo se da justo cuando la NASA prepara su próxima gran misión: Europa Clipper, que llegará en abril de 2030. El objetivo es sobrevolar la luna para recolectar datos más cercanos y confirmar si ese océano profundo realmente existe… y si podría albergar vida.

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