Durante toda la Guerra Fría, las tensiones entre EE.UU. y la Unión Soviética siempre estuvieron latentes. Pero lo sorprendente (y paradójico) fue que tuvieron que ir al espacio para estar más cerca que nunca.

Un 17 de julio, pero de 1975, dos naves especiales, lanzadas por Washington y Moscú respectivamente, se acoplaron juntas en órbita por primera vez.

“¡Soyuz y Apolo se están dando la mano ahora!”, confirmaba la NASA. Acto seguido, tres astronautas estadounidenses y dos cosmonautas rusos se reunieron durante unos dos días en operaciones conjuntas en el espacio.

“¡Me alegro mucho de verte!”, exclamó Alexei Leonov, comandante del lado de la Soyuz del Proyecto de Pruebas Apolo-Soyuz (ASTP, o Soyuz-Apollo de Vuelo Experimental en la Unión Soviética), después de que se abriera la escotilla entre su nave espacial y el adaptador de acoplamiento.

“¡Muy feliz, amigo mío!”, respondió el comandante estadounidense Thomas Stafford. Y en ese momento fue cuando los rivales de la Guerra Fría y competidores de la carrera espacial se dieron la mano.

Minutos después, el resto de la tripulación, el cosmonauta Valery Kubasov y los astronautas Vance Brand y Donald “Deke” Slayton, se unieron a los saludos.

“Su vuelo es un evento trascendental y un gran logro, no solo para ustedes cinco, sino también para los miles de científicos y técnicos estadounidenses y soviéticos que han trabajado juntos durante tres años para garantizar el éxito de este experimento tan histórico y muy exitoso en cooperación internacional”, dijo el presidente de Estados Unidos, Gerald Ford, durante una llamada al espacio desde la Casa Blanca.

A la izquierda, la nave espacial Soyuz del Proyecto de Pruebas Apolo-Soyuz (ASTP) vista desde el módulo de mando Apolo. A la derecha, el módulo de mando ASTP Apolo y el adaptador de acoplamiento vistos desde la Soyuz.

La hora de los regalos

Para conmemorar la ocasión, los miembros de la tripulación intercambiaron regalos. Por un lado, se diseñaron placas en mitades, para que una mitad pudiera lanzarse en el Apolo y la otra en la Soyuz. Y luego se volvieron a ensamblar en el espacio.

La tripulación también firmó documentos formales, conocidos como la “Carta Magna del Espacio”, que certificaban que se trataba del primer acoplamiento espacial internacional

Además, los comandantes intercambiaron pequeñas banderas de sus respectivos países y semillas de árboles para ser plantadas más tarde en sus naciones.

La tripulación de la Soyuz también se lanzó con una bandera de las Naciones Unidas, que la tripulación estadounidense luego trajo a la Tierra y que se exhibe hoy en la sede de la ONU en Nueva York.

Leonov (a la izquierda) y Stafford sostienen una placa que volvieron a ensamblar en el espacio

Cooperación espacial

Los cinco miembros de la tripulación se turnaron para recorrer las naves espaciales de los demás y se reunieron para comer juntos. “La mejor parte de una buena cena no es lo que comes, sino con quién comes”, dijo Leonov, durante una conferencia de prensa televisada durante el vuelo.

Luego, las tripulaciones de EE.UU. y la URSS regresaron a sus respectivas naves espaciales para dormir, aunque trabajaron como un solo equipo mientras sus vehículos estuvieran conectados.

Después de 44 horas, 2 minutos y 51 segundos, el módulo de comando Apolo se desacopló de la Soyuz. Como estaba planeado, creó un eclipse solar artificial para que los cosmonautas lo fotografiaran.

Finalmente, los estadounidense se acercaron y se acopló con la Soyuz durante 2 horas, 52 minutos y 33 segundos más antes de que las dos tripulaciones se despidieran y se separaran.

Leonov y Kubasov regresaron a la Tierra el 21 de julio, aterrizando en la estepa de Kazajistán. Por su parte, Stafford, Brand y Slayton permanecieron en órbita durante otros tres días, amerizando en el Océano Pacífico el 24 de julio de 1975.

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