El jueves19 de junio, SpaceX vivió un nuevo revés en el desarrollo de su sistema Starship. El prototipo Ship 36, en preparación para el vuelo integrado número 10 (IFT-10), explotó violentamente a la 01:00 a.m. (hora de Argentina) durante una prueba criogénica en tierra. Aunque no hubo heridos y el sistema aún se encuentra en fase de desarrollo, la magnitud del evento reaviva una pregunta crucial: ¿qué falló exactamente?
El fallo de un tanque de presión destruyó el Ship 36 en tierra
El Ship 36 se encontraba en Massey, una instalación de SpaceX adyacente a la plataforma orbital, utilizada para pruebas de presurización y encendido estático. En este caso, la nave estaba siendo sometida a una prueba criogénica de presión, consistente en cargar los tanques con metano líquido (CH₄) y oxígeno líquido (LOX) a muy bajas temperaturas, para validar la integridad estructural y de presurización antes de las pruebas de fuego estático.
Pero además de esos propelentes, Starship utiliza un fluido adicional: nitrógeno gaseoso almacenado en tanques auxiliares denominados COPV (Composite Overwrapped Pressure Vessels), que sirven para presurizar los tanques principales o accionar válvulas y actuadores del sistema.
Según confirmó el propio Elon Musk, la ruptura catastrófica de uno de estos COPV de nitrógeno, ubicado en la sección superior de la nave, provocó el estallido. El tanque falló durante el llenado y presurización, provocando una reacción en cadena que liberó de forma súbita el contenido criogénico de los tanques principales, lo que generó una explosión masiva visible a kilómetros.
¿Por qué falló el COPV?
Los COPV son recipientes a presión compuestos por un revestimiento metálico interno —conocido como liner— y un refuerzo externo de material compuesto enrollado, generalmente fibra de carbono impregnada con resina epoxi. Este diseño ofrece una excelente relación entre peso y resistencia, pero también presenta una sensibilidad particular a ciertos tipos de falla.
A pesar de su alta capacidad de carga, un COPV puede fallar de forma súbita y catastrófica si se presentan ciertas condiciones adversas. Una de las más comunes son las microfisuras internas en el liner metálico, originadas por fatiga mecánica o tensiones térmicas acumuladas. También pueden generarse delaminaciones en el refuerzo compuesto, donde las capas del material se separan, reduciendo la integridad estructural del conjunto. Otro escenario posible es que el tanque sea sometido a una presión superior a la máxima permitida por diseño.
Finalmente, existen riesgos asociados a defectos de fabricación o montaje, como burbujas de aire atrapadas, un curado incompleto de la resina epoxi o tensiones residuales en el embobinado de fibra.
En el caso del Ship 36, SpaceX informó que el tanque falló a una presión inferior a la prevista en su diseño. Esto apunta a un fallo prematuro originado por una debilidad estructural o material preexistente.

¿Por qué la explosión fue tan violenta?
La ruptura del COPV provocó una liberación repentina de nitrógeno presurizado. Ese estallido generó una depresurización explosiva en los tanques criogénicos cercanos, que en ese momento estaban cargados con metano y oxígeno líquidos.
Al liberarse, el metano comenzó a vaporizase rápidamente y se mezcló con el oxígeno gaseoso presente en la estructura del vehículo. La combinación formó una atmósfera altamente inflamable. En ese contexto, cualquier chispa, ya sea por fricción o por una descarga electrostática, pudo haber actuado como fuente de ignición. Incluso la propia ruptura del COPV puede haber generado suficiente energía para encender la mezcla.
El resultado fue una deflagración inmediata, seguida de una explosión que destruyó la parte superior del cohete y provocó daños en el banco de pruebas.

¿Qué impacto tiene este incidente?
Aunque la explosión no ocurrió durante un vuelo, representa una anomalía crítica en tierra con consecuencias técnicas de corto y mediano plazo.
El Ship 36 estaba previsto para integrarse con el propulsor Booster 13 en el décimo vuelo de prueba (IFT-10), por lo que su pérdida obligará a SpaceX a recurrir a otro vehículo —posiblemente el Ship 29 o un prototipo más reciente—, lo que inevitablemente retrasará el cronograma de ensayos.
Además, el sitio de pruebas Massey sufrió daños visibles en el banco criogénico, las válvulas y las líneas de servicio, lo que podría limitar la capacidad operativa de la infraestructura en las próximas semanas.
Como respuesta inmediata, SpaceX anunció que se revisará el diseño y la integridad de todos los tanques de presión similares al COPV que falló, y se actualizarán los protocolos de presurización para minimizar riesgos por fatiga estructural o sobrepresión.
Este tipo de incidentes no es ajeno al enfoque iterativo que caracteriza al desarrollo del sistema Starship. La filosofía de la compañía se basa en construir, fallar, aprender, rediseñar y volver a intentar. De esta manera, cada fallo controlado en tierra permite anticipar y eliminar vulnerabilidades antes de que ocurran en vuelo, donde el margen de error es menor y las consecuencias, más severas.
Lo ocurrido con el Ship 36 pone a prueba ese modelo, pero también reafirma su valor. La explosión fue una advertencia que reafirma la necesidad de validar cada componente no solo con simulaciones, sino con ensayos físicos rigurosos, donde los materiales revelan sin margen de error lo que realmente pueden soportar.
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