La startup estadounidense Inversion Space celebró el éxito parcial del primer vuelo de su vehículo experimental Ray, a pesar de que la misión no logró cumplir con su último objetivo: reingresar a la atmósfera terrestre. El ensayo, lanzado en enero a bordo de la misión compartida Transporter-12 de SpaceX, sirvió como banco de pruebas para las futuras cápsulas de reentrada de la empresa.
Una misión sin regreso… pero con resultados
El objetivo original era ambicioso. Ray debía permanecer varias semanas en órbita para probar sus sistemas y luego ejecutar una reentrada controlada.
Su trayecto finalizaría con un amerizaje en el océano Pacífico, frente a la costa de California. Sin embargo, una falla en el sistema de propulsión frustró esa etapa.
“No pudimos ejecutar la reentrada controlada debido a un cortocircuito en un componente que impidió el encendido del motor de deorbitación”, explicó Inversion. También informaron que lograron replicar el fallo en tierra y comprender su causa.
La empresa no precisó cuándo se detectó el problema, aunque detalló que aprovechó la prolongada estadía en órbita para cumplir con objetivos secundarios de la misión. Entre ellos, destacan la obtención de experiencia operativa adicional y la validación de hardware y software a bordo.
Durante abril, Ray realizó dos maniobras para modificar levemente su órbita: primero la redujo y luego la elevó. Sin embargo, no se aclaró si estas maniobras utilizaron el mismo sistema de propulsión que falló en la fase de reingreso.
Actualmente, la cápsula permanece a 514 km de altitud, lo que garantiza su permanencia en órbita durante varios años antes de que su trayectoria decaiga naturalmente.

Arc toma la posta: la próxima generación de cápsulas
A pesar del traspié final, Inversion calificó la misión como un éxito en términos técnicos. “Ray brindó una validación sustancial del diseño y una experiencia operativa invaluable para el equipo” afirmó la compañía.
El vehículo sirvió como antesala de su próximo gran desafío: Arc, una cápsula de reentrada completamente autónoma que promete realizar entregas rápidas y precisas desde el espacio.
Con una inversión de US$ 44 millones obtenida en noviembre de 2024, Inversion Space espera realizar el primer vuelo de Arc en 2026.
La empresa forma parte de un creciente ecosistema de startups que compiten por desarrollar vehículos reutilizables capaces de devolver carga útil desde la órbita baja terrestre.
La nueva carrera: traer cosas de vuelta del espacio
En ese mismo ecosistema se inscriben otras iniciativas recientes. Por ejemplo, Varda Space Industries, que lanzó su cápsula W-2 junto con Ray en la Transporter-12 y logró que regresara con éxito el 28 de febrero, aterrizando en Australia. La firma ya puso en órbita su tercera misión, W-3, en marzo pasado como parte del vuelo Transporter-13.
Europa también pisa fuerte en esta carrera. La startup Atmos Space Cargo probó su cápsula Phoenix el 21 de abril durante la misión Bandwagon-3, también de SpaceX. Si bien el reingreso ocurrió como estaba previsto dos horas después del lanzamiento, un cambio de última hora en la zona de aterrizaje complicó la recolección de datos críticos.
En paralelo, The Exploration Company continúa trabajando con su prototipo Nyx Bikini. Lanzado el año pasado en el debut del Ariane 6, el vehículo no pudo reingresar debido a una falla en la etapa superior del lanzador.
The Exploration Company también consiguió una fuerte inyección de capital, US$ 160 millones, en noviembre de 2024, y ya prepara una segunda misión para este mismo año, en una nueva misión compartida de SpaceX.
Ray quedó en órbita, pero el futuro sigue en marcha
Mientras tanto, Ray seguirá orbitando silenciosamente la Tierra.
Pero para Inversion Space, la cuenta regresiva ya comenzó. Arc deberá demostrar que el reingreso preciso y confiable es posible y está a punto de convertirse en una herramienta clave para la logística espacial del futuro.
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