Durante el mes de marzo, Espacio Tech visitó el Museo Nacional del Aire y el Espacio, perteneciente a la Smithsonian Institution. Ubicado en Washington, D.C., Estados Unidos, el museo está dedicado al vuelo humano y la exploración espacial.
Por ello, en las próximas semanas realizaremos una serie de publicaciones desarrollando las historias sobre algunos de los objetos más extraordinarios que allí se encuentran.
La misión Apolo 11
Como no podía ser de otra manera, en esta primera publicación abordaremos el Apolo 11, la misión espacial más importante en la historia de la humanidad.
En el marco de la Carrera Espacial contra la Unión Soviética, Apolo 11 se destaca por ser la primera vez en la que seres humanos pisaron la Luna.
La tripulación del Apolo 11 había despegado en un cohete Saturno V, el 16 de julio de 1969, desde la plataforma LC 39A en el Centro Espacial Kennedy, en Florida.
Y, tan solo un par de días después, el 20 de julio, el Módulo lunar (LM) Eagle se desacopló del módulo de mando (CM) Columbia y comenzó a descender hacia la superficie lunar.
El Eagle, con los astronautas Neil A. Armstrong y Edwin E. Aldrin Jr. a bordo, aterrizó en la región del Mar de la Tranquilidad. Por su parte, Michael Collins se quedó a bordo del módulo de mando Columbia.
Unos 650 millones de personas (la población de la Tierra era de unos 3.500 millones) observaron como Amstrong descendía en la Luna mientras decía su histórica frase: “un pequeño paso el hombre, un gran salto para la humanidad”.
Armstrong y Aldrin Jr. caminaron aproximadamente 2 horas y 15 minutos en la Luna. Luego, regresaron al módulo lunar para dormir. Al día siguiente, 21 horas y 36 minutos después de llegar al satélite natural, despegaron en la etapa de ascenso del módulo Eagle y se reunieron con Collins en el Columbia.
Tesoros de la historia
Para quienes tengan la fortuna de visitar el Museo Nacional del Aire y el Espacio, allí podrán encontrar algunos de los objetos que, hasta ahora, permitieron alcanzar el logro más importante en toda la historia de la humanidad.
Por un lado, en el museo se encuentra el módulo Columbia de Apolo 11, la única parte de la nave espacial que regresó a la Tierra.

El módulo, que fue transferido al Smithsonian en 1971, tiene visibles muestras de quemaduras, producto de su entrada a la Tierra a través de la atmósfera.
El 24 de julio de 1969, el módulo de mando entró en la atmósfera con una velocidad de 11.032 metros por segundo y amerizó en el Océano Pacífico.
El helicóptero Sikorsky SH-3 Sea King “66” fue el encargado de rescatar sanos y salvos a los astronautas tras su regreso a la Tierra.
Para soportar la ardiente entrada, la cual queda en evidencia al observar la parte inferior del módulo, la NASA debió fabricar un escudo térmico con hasta 8 capas diferentes.

Un gran traje para la humanidad
Pero, si poseer el Columbia no fuese suficiente, el Museo Nacional del Aire y el Espacio también tiene el traje que Armstrong usó en el marco de la misión Apolo 11.
Los trajes como el de Armstrong están hechos de un material blanco no inflamable llamado tela beta, una fibra de vidrio recubierta de teflón.
Este diseño permitía máxima movilidad y facilitaba su uso con relativa comodidad hasta por 115 horas junto con la prenda de refrigeración líquida. Además, si era necesario, también podía usarse durante 14 días en modo no presurizado.

Los trajes, fabricados por ILC Industries, Inc., tenían 25 capas de protección y pesaban unos 90 kg con el suministro de O2 PLSS (sistema de soporte vital primario) y OPS (sistema de purga de oxígeno) totalmente presurizado.
Sin estos accesorios, el traje pesaba 35 kg en la Tierra. Por otro lado, el traje con el PLSS adjunto en la superficie lunar con gravedad reducida pesaba 13 kg. Podían soportar temperaturas que iban de los -120 °C a +110 °C.
Por su parte, los cubrezapatos de los astronautas de Apolo 11 (que solo se usaron en la Luna) y los sistemas portátiles de soporte vital se dejaron en la superficie lunar para reducir el peso de la misión de regreso a la Tierra.

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Eu já li que o material de um quadro pintado na na Idade Média é mais resistente à passagem do tempo do que o material do traje espacial da Apolo 11.