Gracias a ser la principal potencia espacial, Estados Unidos ha lanzado una gran cantidad de misiones en la materia.
Sin embargo, como es de esperar, algunas son más conocidas que otras, tal como sucede con las misiones Apolo o el envío de rovers (Perseverance) a Marte.
Pero este 8 de agosto se cumple un nuevo aniversario de una misión poco conocida pero muy importante para la NASA: el lanzamiento de Genesis.
Esta fue la quinta nave espacial de la clase Discovery y estuvo diseñada para recolectar muestras del viento solar y luego llevarlas a la Tierra.
El dispositivo de recolección estaba formado por una pila de cuatro bandejas metálicas circulares, una que estaría continuamente expuesta, y las otras tres se desplegarían en función de las características particulares del viento solar.
Genesis despegó el 8 de agosto de 2001 con destino al punto de Lagrange Sol-Tierra, o L1: el 16 de noviembre, tras un encendido del motor que duró unos cuatro minutos, Genesis se colocó en una órbita de halo alrededor de L1 con un radio de aproximadamente 800.000 kilómetros y un período de seis meses.
En este sentido, la primera matriz se expuso para la recolección de muestras el 30 de noviembre, mientras que las otras se expusieron desde 193 días (colector de eyección de masa coronal) hasta 887 días (las matrices a granel).
Un accidentado regreso a casa
Finalmente, todas las bandejas fueron guardadas el 1 de abril de 2004 y, exactamente tres semanas después, el 22 de abril, la nave encendió sus cuatro propulsores para iniciar su viaje de regreso a la Tierra.
Como se esperaba, la cápsula aterrizó en el campo de pruebas de Dugway, en Utah, el 8 de septiembre de 2004, aunque el problema fue que un defecto de diseño le impidió desplegar su paracaídas.
El fuerte impacto contaminó a muchos de los colectores de muestras. Pero el recipiente de muestras roto se llevó a una sala limpia y, durante el mes siguiente, se desmontó cuidadosamente.
Los equipos finalmente etiquetaron 15.000 fragmentos de la cápsula de retorno y, a pesar de la condición de la cápsula, pudieron obtener una cantidad significativa de datos de los escombros recuperados.
Entre los hallazgos se destaca la identificación de isótopos de argón y neón en muestras de tres tipos de viento solar.
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