Continúa la tensión en la península coreana tras lo que fue el lanzamiento de un satélite espía por parte de Corea del Norte: esta semana, el líder Kim Jong Un dijo que el reciente lanzamiento fue un ejercicio de su derecho a la autodefensa.

Kim visitó la Administración Nacional de Tecnología Aeroespacial (NATA) para felicitar a los científicos y técnicos espaciales, y dijo que el lanzamiento del martes fue un “evento revelador” frente a los movimientos “peligrosos y agresivos” de las fuerzas hostiles.

“Dijo que la posesión de un satélite de reconocimiento es un ejercicio pleno del derecho a la autodefensa y que las fuerzas armadas de la RPDC no pueden ceder ni un poquito ni detenerse, ni siquiera un momento”, agregó.

El lanzamiento del satélite de esta semana fue el tercer intento de Corea del Norte en lo que va de 2023, aunque los dos anteriores habían fracaso rotundamente.

Gran controversia

Corea del Norte dijo que el satélite Malligyong-1 fue lanzado en un cohete Chollima-1,, desde la instalación de lanzamiento de satélites de Sohae, a las 22:42 hora local y entró en órbita a las 22:54 horas.

Aunque desde Occidente creen que se trata de un satélite rudimentario, este podría darle a Pyongyang la capacidad para monitorear remotamente a las tropas estadounidenses, surcoreanas y japonesas en la región. Además, podría permitirle apuntar sus armas nucleares en caso de una guerra.

Incluso, la agencia espacial norcoreana advirtió que enviará múltiples satélites espías en un futuro próximo para continuar asegurando las capacidades de vigilancia sobre Corea del Sur y otras regiones de interés.

Como era de esperar, el lanzamiento ha generado gran preocupación en Occidente: la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Adrienne Watson, calificó la situación como “una violación descarada de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU” y dijo que “aumenta tensiones y corre el riesgo de desestabilizar la situación de seguridad en la región y más allá”.

En este sentido, los ministros de Asuntos Exteriores del G7 condenaron el lanzamiento del satélite y pidieron una respuesta internacional “rápida, unida y sólida”, principalmente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Estados Unidos y sus aliados calificaron la prueba como claras violaciones de las resoluciones del Consejo de Seguridad, que prohíben cualquier desarrollo de tecnología aplicable a los programas de misiles balísticos de Corea del Norte.

Por su parte, Corea del Sur suspendió parte de un acuerdo militar de 2018 con Corea del Norte, lo que le permitirá a Seúl intensificar la vigilancia militar a lo largo de la frontera fuertemente fortificada.

El lanzamiento se produjo poco más de una semana antes de que Corea del Sur envíe su primer satélite espía al espacio en un cohete operado por SpaceX.

Desde 1998, Corea del Norte ha lanzado seis satélites, dos de los cuales parecían haber alcanzado con éxito la órbita, aunque nunca se confirmó si habían enviado alguna transmisión.

¿Con ayuda de Rusia?

Teniendo en cuenta que el lanzamiento norcoreano se produjo dos meses después de que Kim Jong Un se reuniera con el presidente ruso Vladimir Putin, muchos creen que Moscú ayudo a Pyongyang a alcanzar este hito.

Esto fue lo que sugirieron varios legisladores surcoreanos, quienes recordaron que Putin prometió ayudar a Pyongyang a construir satélites.

Después de las conversaciones entre los líderes, Corea del Norte envió datos sobre los vehículos de lanzamiento utilizados en dos lanzamientos de satélites anteriores, y Rusia ofreció su análisis de los datos, según Yoo Sang-bum, miembro del comité de inteligencia parlamentario.

“Con respecto al éxito del tercer lanzamiento, el Servicio de Inteligencia Nacional evaluó que hubo ayuda de Rusia”, agregó Yoo Sang-bum.

Pero la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Moscú, María Zakharova, negó los tratos militares ilegales con Corea del Norte y dijo que Rusia estaba implementando resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. 

“Las acusaciones que han sido presentadas contra nosotros no tienen fundamento y no tienen evidencia alguna”, sentenció Zakharova.

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