La NASA acaba de confirmar algo que durante décadas fue solo una sospecha, que la atmósfera marciana es eléctricamente activa. El rover Perseverance registró por primera vez descargas electrostáticas, pequeños arcos comparables a mini rayos, asociados a los remolinos de polvo que recorren la superficie de Marte.
El hallazgo, publicado en la revista Nature, abre una nueva ventana sobre la química, el clima y hasta la habitabilidad del planeta rojo. También plantea preguntas clave para la seguridad de futuras misiones robóticas y humanas.
Los registros provienen de SuperCam, el instrumento de teledetección que combina láser, micrófonos y sensores electromagnéticos. Instalado en el mástil del rover, SuperCam estuvo auscultando el ambiente marciano durante cuatro años terrestres y acumuló más de 28 horas de grabaciones ambientales.
En ese material, el equipo científico identificó 55 descargas eléctricas. La mayoría ocurrió durante encuentros del rover con remolinos de polvo, conocidos como dust devils, y con frentes de tormenta.
“Es un descubrimiento mayor, con implicancias directas en la química atmosférica, el transporte de polvo y la futura exploración tripulada”, explicó el investigador Baptiste Chide, del Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetología de Francia, autor principal del estudio.
No son rayos, pero casi
A diferencia del relámpago terrestre, estas descargas marcianas son arcos diminutos, apenas de unos milímetros. Este fenómeno se llama triboelectricidad y se genera por el roce entre partículas de polvo suspendidas.
“Lo que escuchamos fue más bien un chasquido breve, como un latigazo”, detalló Ralph Lorenz, coautor del trabajo e investigador del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. En términos de energía, cada descarga es comparable a la que produce un encendido automotriz.
Aunque diminutos, estos eventos podrían tener efectos acumulativos sobre el clima marciano, ya que la carga eléctrica influye en la forma en que el polvo se eleva y se distribuye en la atmósfera, un proceso crucial en un planeta donde las tormentas globales pueden envolver todo el globo.
El estudio también advierte sobre el potencial impacto en instrumentos científicos y sistemas electrónicos, especialmente en un entorno donde la atmósfera es extremadamente delgada y se requieren niveles mucho más bajos de carga para que ocurra una descarga.
Esto podría ser un factor a tener en cuenta en el diseño de futuras misiones tripuladas. Las chispas detectadas por Perseverance no alcanzan a ser peligrosas por sí mismas. Sin embargo, revelan que Marte es un escenario más eléctricamente activo de lo que se creía.
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