Una de las antenas más grandes y estratégicas de la Red de Espacio Profundo (Deep Space Network, DSN) de la NASA se encuentra fuera de servicio desde septiembre, tras sufrir un daño estructural en su sistema de rotación. El incidente, ocurrido en el complejo de Goldstone, California, afecta a la antena DSS-14, una de las tres parabólicas de 70 metros de diámetro que conforman la columna vertebral de las comunicaciones con las misiones más lejanas de la agencia estadounidense.
El 16 de septiembre, la antena giró más allá del límite angular permitido, lo que generó tensiones en el cableado y en la estructura central. También se generaron daños en las mangueras del sistema de extinción de incendios, lo que provocó una inundación parcial en el complejo. El Jet Propulsion Laboratory (JPL) confirmó que el incidente fue contenido rápidamente, pero la antena continúa fuera de servicio desde entonces.
Según el JPL, no hay un plazo definido para su reactivación. Para abordar este incidente, la NASA constituyó la Mishap Investigation Board, una junta que evaluará la estructura, determinará las causas y recomendará las reparaciones necesarias. La agencia brindará información oficial una vez finalizado el proceso y tras la reapertura del gobierno federal estadounidense, actualmente afectado por un cierre administrativo.
Una pieza crítica del sistema
La antena DSS-14, también conocida como Mars antenna, es la mayor del complejo de Goldstone y una de las más potentes de la red global, junto a las de Madrid y Canberra. Estas tres antenas, separadas 120° en longitud terrestre, permiten mantener comunicación ininterrumpida con naves que se encuentran en los límites del Sistema Solar, como las sondas Voyager, New Horizons y las misiones a Marte.
La pérdida temporal de una antena de 70 m tiene impactos inmediatos en la capacidad operativa de la red. En particular, la DSS-14 es utilizada para enlazar misiones con altos requerimientos de transmisión de datos o aquellas que enfrentan problemas técnicos y necesitan un canal de comunicación de respaldo. La red cuenta además con antenas más pequeñas, pero su potencia y sensibilidad son insuficientes para reemplazar a las unidades de 70 m en misiones críticas.

Una red bajo presión
No es la primera vez que una antena de la DSN queda fuera de servicio. En 2020-2021, la DSS-43 de Canberra permaneció 11 meses inactiva durante un proceso de actualización. Esto afectó directamente las comunicaciones con Voyager 2, el único enlace posible con la nave más lejana de la humanidad.
La NASA advirtió en 2023 que la red ya se encuentra sobresuscrita, con una demanda de uso que excede ampliamente su capacidad disponible. Ese déficit se agravó durante la misión Artemisa 1, cuando la DSN tuvo que priorizar las comunicaciones con la nave Orion y varios cubesats secundarios. Esto obligó a reprogramar o reducir enlaces de otras misiones científicas, incluido el Telescopio Espacial James Webb.
Suzanne Dodd, directora de la Dirección de Red Interplanetaria del JPL, reconoció que “cuando Artemisa entra en línea, todos los demás deben moverse de lado”. Además, alertó sobre los recortes presupuestarios para mantenimiento. “Mirando hacia la década de 2030, la situación nos preocupa mucho”, afirmó, en alusión a una red que ya opera al límite de su capacidad y que enfrenta el desafío de sostener un número creciente de misiones con recursos cada vez más limitados.
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