La mayoría de los planetas conocidos orbitan una estrella, como la Tierra alrededor del Sol. Sin embargo, en los confines del espacio también existen los planetas errantes que vagan sin estar ligados gravitacionalmente a ningun astro. Uno de ellos, Cha 1107-7626, atravesó una violenta etapa de crecimiento y comenzó a devorar el gas y el polvo de su propio disco de formación, sorprendiendo a los astrónomos.

Ubicado a unos 620 años luz de la Tierra, en la constelación austral del Camaleón, Cha 1107-7626 es un planeta joven con una masa de entre cinco y diez veces la de Júpiter. Fue observado durante un estallido de acreción, una fase en la que comenzó a absorber el material de su entorno con una voracidad propia de una estrella recién nacida.

El fenomeno se registró en agosto, con el fenómeno el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile. Las mediciones mostraron que el planeta estaba ingiriendo materia a un ritmo de 6.000 millones de toneladas por segundo, velocidad ocho veces superior a la observada unos meses antes. Esta especie de “explosión de crecimiento” marca el primer caso documentado de un planeta errante alimentándose de forma tan violenta a partir de su propio disco.

“El estallido que detectamos es extraordinario, comparable con las fases más intensas de crecimiento estelar. Demuestra que los mismos procesos físicos que originan estrellas pueden repetirse en escalas planetarias”, explicó Víctor Almendros-Abad, astrónomo del Observatorio Astronómico de Palermo (INAF) y autor principal del estudio, publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters.

Un planeta que se comporta como una estrella

Con una edad estimada entre uno y dos millones de años, Cha 1107-7626 todavía está en sus últimas etapas de formación. Los investigadores creen que posee campos magnéticos muy potentes, que canalizan el gas del disco hacia el planeta, un mecanismo conocido en estrellas jóvenes, pero nunca antes observado en un objeto de masa planetaria.

Aunque su proceso de formación se asemeja al de una estrella, este planeta no alcanzará la masa necesaria para iniciar la fusión de hidrógeno en su núcleo. Así, permanecerá como un gigante gaseoso, similar a Júpiter. Este límite lo diferencia también de los enanas marrones, objetos intermedios entre planetas y estrellas, capaces de quemar deuterio por un breve período.

Un nuevo vistazo al origen de los planetas errantes

Los planetas errantes son un misterio. Según la astrónoma Belinda Damian, coautora del estudio y especialista de la Universidad de St Andrews, Escocia, existen dos teorías principales. Pueden formarse por el colapso de una nube molecular, como una estrella, o nacer dentro de un sistema planetario y luego ser expulsados por interacciones gravitacionales.

Cha 1107-7626 ofrece una ventana inédita a ese proceso. Su comportamiento dinámico y su intensa actividad desafían la idea tradicional de los planetas como cuerpos estables y silenciosos. “Este descubrimiento borra las fronteras entre estrellas y planetas, y nos permite asomarnos a los primeros momentos de vida de un mundo solitario”, concluyó Damian.

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