La expansión de la inteligencia artificial dentro del tejido productivo de Estados Unidos avanza con fuerza, pero aún no golpea de lleno al mercado laboral. Así lo revela un informe reciente de la Reserva Federal de Nueva York, que analizó el impacto de esta tecnología en empresas de servicios y manufactureras de su distrito.
El documento muestra que el uso de IA creció de forma significativa en el último año, aunque los despidos ligados a esta herramienta fueron muy pocos. Según los economistas del banco, para quienes ya están empleados la IA suele implicar más instancias de capacitación que pérdida de puestos. En consecuencia, hasta ahora no se detectan reducciones importantes en el mercado laboral.
El panorama futuro, sin embargo, despierta cautela. El mismo estudio advierte que, en el mediano plazo, las compañías esperan ajustes más duros. “Las empresas anticipan más despidos y una reducción en las contrataciones a medida que continúan integrando la IA en sus operaciones”, señalaron los investigadores. El foco de preocupación está en los puestos profesionales y gerenciales de alto salario, donde la automatización basada en IA podría avanzar con mayor rapidez.
El persistente avance de la inteligencia artificial
El uso de la inteligencia artificial creció en forma marcada tanto en servicios como en manufactura. Entre las compañías de servicios, un 40% reconoció haber incorporado IA durante el último año, frente al 25% del período previo. Además, casi la mitad de estas firmas planea implementarla en los próximos seis meses. En el sector industrial, la adopción pasó del 16% al 26% en un año, y un tercio de los fabricantes encuestados prevé sumarse a la tendencia en el corto plazo.
El informe de la Fed coincide con un contexto donde el mercado laboral estadounidense muestra señales de enfriamiento. Los inversores, no obstante, continúan destinando capital a tecnologías de IA, convencidos de que su impacto estructural se sentirá más adelante. El desafío inmediato no parece ser la pérdida masiva de empleos, sino la necesidad de reconvertir habilidades para un escenario productivo en el que la inteligencia artificial ocupará un rol cada vez más central.
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