Por primera vez en la historia, se analizaron muestras de rocas de la cara oculta de la Luna, el hemisferio que nunca vemos desde la Tierra. Fueron recolectadas por la misión china Chang’e 6, que aterrizó en la cuenca Polo Sur–Aitken (SPA) en junio de 2024 y regresó poco después con 1935 gramos de material lunar. Ahora, con esos datos recién publicados, la ciencia empieza a explicar por qué el lado oculto es tan distinto al visible.

Dos lunas en una

Desde nuestro planeta solo podemos ver una de las caras de la Luna. Esa cara visible nos resulta familiar, salpicada por regiones oscuras llamadas mares, que son en realidad llanuras de lava solidificada. En cambio, el lado oculto tiene una superficie más áspera, cubierta de tierras altas antiguas y cráteres.

Durante décadas, los científicos intentaron explicar esta asimetría. Sin embargo, Chang’e 6, fue la primera misión que permitió acceder a material geológico del hemisferio oculto. La sonda china aterrizó en la cuenca SPA, una colosal estructura de impacto de 2500 km de diámetro, formada hace aproximadamente 4250 millones de años. Ahora, gracias al análisis geoquímico y mineralógico de sus rocas, un equipo de la Academia de Ciencias de China identificó cuatro evidencias fundamentales que ayudan a reconstruir el origen de la marcada diferencia entre ambos hemisferios lunares.

Luna
La cuenca SPA se extiende 2500 km desde el polo sur lunar hasta el crater Aitken.

1. Actividad volcánica en dos fases bien separadas

Una de las observaciones más reveladoras fue la identificación de dos etapas distintas de vulcanismo en la región de muestreo. Las rocas basálticas analizadas datan de erupciones ocurridas hace 4200 millones y 2800 millones de años, respectivamente. Esto demuestra que, incluso en el hemisferio oculto, hubo actividad volcánica sostenida a lo largo de un período prolongado.

Según el geólogo Wei Yang, del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia China de Ciencias, los basaltos más antiguos presentan un alto contenido de aluminio, lo que sugiere que se formaron a partir de material cortical excavado durante el impacto que dio origen a la cuenca SPA.

En cambio, los basaltos más recientes habrían emergido desde zonas más profundas del manto lunar, compuestas por remanentes del océano de magma primitivo que se enfrió tras la formación de la Luna.

2. Un manto químicamente empobrecido

Los análisis geoquímicos también revelaron que el manto lunar bajo la cuenca SPA se encuentra empobrecido en elementos traza como el torio, a diferencia del manto bajo la cara visible. Este desequilibrio refuerza la idea de una evolución térmica y composicional divergente entre ambos hemisferios.

Ahora bien, ¿ese empobrecimiento es una característica general del interior lunar, o se trata de una alteración localizada producto del impacto SPA? Yang considera más probable esta segunda opción, dado que un evento tan violento podría haber modificado la composición del manto hasta 250 km de profundidad. Pero para confirmarlo, será necesario obtener muestras de otras regiones del lado oculto que estén fuera de la cuenca.

3. Trazas mínimas de agua

Contra lo que se asumía hasta hace algunos años, las muestras no están completamente secas. Los investigadores detectaron presencia de agua en cantidades extremadamente bajas, del orden de partes por millón. Si bien estas cifras son inferiores incluso a las observadas en basaltos del lado cercano, alcanzan para concluir que el manto bajo la SPA es notablemente más seco.

Esta diferencia podría deberse, en parte, a la actividad térmica vinculada con el impacto y el vulcanismo profundo: el calor generado habría contribuido a liberar y dispersar el agua original, deshidratando aún más la región.

4. Un campo magnético que resurgió

Actualmente, la Luna no posee un campo magnético global, aunque conserva restos débiles de magnetismo superficial en algunas zonas anómalas. Sin embargo, las rocas traídas por Chang’e 6 conservan evidencias de un antiguo campo magnético que se reactivó hace unos 2800 millones de años, coincidiendo con la segunda etapa de actividad volcánica detectada.

Este dato sugiere que, en ese momento, el interior lunar aún retenía suficiente energía térmica para sostener una dinamo interna capaz de generar un campo magnético transitorio. Los flujos de convección en el manto no solo habrían impulsado erupciones volcánicas, sino que también habrían contribuido al secado del manto profundo.

Un paso clave para entender la historia lunar, y planetaria

Los resultados de las muestras de Chang’e 6 representan un hito en la exploración lunar: por primera vez, contamos con evidencia directa de la composición del lado oculto de la Luna.

Pero lejos de cerrar el debate, estos descubrimientos abren nuevas preguntas. ¿Es el empobrecimiento del manto una característica localizada o global? ¿Qué rol jugaron otros impactos gigantes en la historia térmica de planetas como Marte o Mercurio? Para responderlas, será necesario seguir explorando y recolectando muestras de nuevas regiones lunares, especialmente más allá de la cuenca SPA.

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