Hola compañeros intergalácticos, los saluda Damián, parte del equipo de Espacio Tech. En nuestra primera edición de Reporte Ad Astra, les conté porque, más de 50 años después del último alunizaje de seres humanos, la mayoría de los países quieren enviar, nuevamente, astronautas a la Luna.

Pero, apenas unas semanas después, y gracias al amigo Donald Trump, las cosas cambiaron rotundamente. En nuestra cuarta edición, les comenté como el presidente de Estados Unidos (y, hasta ese momento, su aliado Elon Musk), estaban cambiando los planes de la NASA por un simple “capricho”.

Que Trump actúe de esta manera no es ninguna novedad porque, como todos sabemos, se caracteriza por ser impulsivo. Básicamente, hace lo que quiere, e incluso a veces da la sensación de que maneja a Estados Unidos como si fuese una de sus empresas.

Por eso, en esta nueva edición, y como ya te estás imaginando, vengo a contarte que las cosas cambiaron nuevamente para la NASA y ahora su futuro es realmente una incertidumbre.

Trump NASA

Giros muy bruscos para la NASA

Como consecuencia de la inmensidad del espacio, las estrategias de las agencias espaciales deben ser producidas con muchísima antelación, ya que se necesita una gran cantidad de recursos y horas de trabajo para concretarlas.

Por ello, cuando en su primer mandato Trump creó el Programa Artemisa parecía que el magnate comprendió esto. Su objetivo fue, formalmente, iniciar una nueva carrera espacial para llegar a la Luna antes que China.

Dicho programa se mantuvo durante el mandato de Joe Biden quien, pese a discernir en casi todo, coincidió con Trump en que había que llegar a la Luna antes que Pekín para evitar que este “se la apropie”. Había una clara política de estado.

Pero en su segundo mandato, Trump, que ya no puede ir en busca de su reelección (esto sin dudas le da más flexibilidad a la hora de tomar polémicas decisiones ya que él mismo sabe que no deberá rendir cuentas), pegó un giro de 180 grados. Ahora decidió que el objetivo de la NASA es llegar a Marte.

La decisión era inexplicable desde la lógica porque, como ya conté en otra edición de Reporte Ad Astra, es casi imposible colonizar el Planeta Rojo. Sin embargo, la decisión si encontraba explicación si teníamos en cuenta que Musk, que aportó US$ 300 millones a la campaña de Trump, tiene sus propios objetivos personales.

Musk, CEO de SpaceX, está desarrollando el Starship. Y, pese a que la nave no para de explotar (literalmente estalló las últimas 3 veces), pronosticó que realizará su primer viaje sin tripulación a Marte a fines de 2026.

Así, la decisión de Trump de desfinanciar el Programa Artemisa (hablamos de importantes recortes para el cohete SLS y la cápsula Orion) parecía encontrar su explicación en sus buenos vínculos con Musk.

NASA Comités

Todo cambia muy rápido con Trump

Pero ahora, el propio Musk ha experimentado la volatibilidad de Trump: el CEO de SpaceX criticó públicamente el último proyecto de presupuesto del mandatario, porque incrementaría aún más la ya insostenible deuda norteamericana, y el líder republicano no lo perdonó.

Por un lado, Trump amenazó a Musk con que podría cancelar la mayor parte de los contratos gubernamentales de SpaceX por US$ 22.000 millones. Pero el problema es que, más allá de la “venganza” de Trump, cualquier decisión que tome afectará, gravemente, a la NASA.

Actualmente, la cápsula Dragon de SpaceX es la única nave espacial estadounidense capaz de enviar astronautas hacia y desde la Estación Espacial Internacional. Y Musk ya advirtió que la desmantelará inmediatamente si Trump corta algún contrato.

Por lo tanto, sacar a Dragon del servicio probablemente interrumpiría el programa de la estación espacial, que involucra a docenas de países.

Además, SpaceX ha ganado contratos por valor de US$ 15.000 millones de la NASA. La agencia coloca muchas de sus cargas útiles científicas y satélites en el cohete Falcon 9 de la compañía.

En el Pentágono, el negocio de lanzamiento de cohetes de SpaceX también es crucial para poner satélites de seguridad nacional en el espacio. Además, la unidad de satélites militares de SpaceX está construyendo una enorme constelación de espías en órbita para una agencia de inteligencia de Estados Unidos.

Así, queda en evidencia que cortar los vínculos de la NASA con SpaceX dejaría a la agencia espacial peligrosamente aislada. Pero, lejos de que esto fuese suficiente, Trump ya tomó una decisión mucho más polémica. El mandatario decidió retirar la candidatura de Jared Isaacman para dirigir la NASA y, por ahora, nadie asoma para asumir el cargo.

Isaacman, considerado aliado de Musk, no recibió claras explicaciones de por qué se tomó esta decisión. Y esto solo incrementa las especulaciones de que, únicamente, fue por el revanchismo de Trump.

“No creo que el momento haya sido una gran coincidencia. Hubo otros cambios el mismo día”, dijo el propio Isaacman, refiriéndose indirectamente a la división entre Trump y Musk.

Pero, más allá del cruce entre los magnates, lo preocupante es que la NASA está cada vez más a la deriva. Mientras tanto, sus competidores, con China a la cabeza, se acercan a la Luna.

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