En medio de un endurecimiento de su política interna tras recientes ataques de Estados Unidos e Israel, el Parlamento de Irán dio luz verde a una ley que prohíbe el uso de Starlink, el servicio de internet satelital de Elon Musk. Según medios estatales, quienes sean sorprendidos utilizando esta red enfrentarían penas que van desde multas económicas hasta castigos físicos como la flagelación, e incluso hasta dos años de cárcel.

La iniciativa, aún pendiente de ratificación por parte del Consejo de Guardianes, endurece también las disposiciones legales vinculadas al espionaje. Así, Starlink se convirtió en el nuevo blanco de las autoridades iraníes, que lo creen símbolo de injerencia occidental y amenaza a su control informativo.

Un nuevo campo de batalla: la conectividad satelital

La decisión de criminalizar Starlink revela cómo las tecnologías desarrolladas por empresas privadas comenzaron a jugar un rol estratégico en los conflictos internacionales.

En el caso iraní, la aparición de antenas Starlink durante los cortes masivos de internet impuestos por el gobierno, funcionó como una puerta trasera que esquivaba la censura oficial. Desde Teherán acusan que este tipo de conexiones podrían facilitar acciones de espionaje o sabotaje, especialmente en momentos de tensión geopolítica como el actual.

La legislación califica cualquier colaboración con EE.UU. Israel como “corrupción en la Tierra”, un delito que la ley iraní castiga con pena de muerte. El texto contempla como ejemplos de esta colaboración la realización de ciberataques, uso de drones con fines hostiles, sabotajes o simplemente recibir financiamiento de servicios de inteligencia extranjeros.

Musk desafía el apagón digital

El 14 de junio, un día después de los bombardeos israelíes hacia Irán, Elon Musk publicó en X una frase contundente: “The beams are on”. Con eso confirmaba que el servicio Starlink estaba activo sobre Irán, justo en medio de un apagón digital impuesto por el régimen.

Durante 2024, circularon en redes sociales imágenes de antenas Starlink instaladas en techos de viviendas iraníes, pese al riesgo legal que implicaba. En un país donde el acceso a la red global suele estar restringido mediante bloqueos, censura o cortes selectivos, Starlink se convirtió en una herramienta clave para disidentes, activistas y manifestantes para comunicarse con el exterior durante situaciones de represión.

Ola de arrestos por espionaje

Esta nueva ley se da en paralelo con una campaña represiva contra espías. En las últimas semanas, detuvieron a más de 700 personas por presuntos vínculos con los servicios de inteligencia de Israel, el Mossad, y Estados Unidos. De ellas, al menos seis fueron ejecutadas, según medios oficiales.

Entre los casos destacados se encuentra el desmantelamiento de varias células de vigilancia con drones, en las que arrestaron a más de 50 individuos por filmar instalaciones sensibles y, presuntamente, compartir ese material con medios internacionales.

Mientras tanto, el Consejo de Guardianes, órgano que vela por la compatibilidad de las leyes con la Constitución iraní y la Sharia, tiene previsto pronunciarse en los próximos días. Todo indica que ratificará la prohibición de Starlink y abrirá la puerta a una etapa de control aún más severo.

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