Según un nuevo estudio, el polvo lunar puede no ser tan dañino para los humanos como se pensaba e, incluso, la contaminación del aire típica en una ciudad podría ser más tóxica que inhalar dicho polvo lunar.
Las preocupaciones sobre la toxicidad del polvo lunar surgieron durante las misiones Apolo. Dicho polvo está cargado estáticamente, lo que le permite adherirse a los trajes espaciales de los astronautas.
En este sentido, luego de las caminatas lunares, los astronautas trasportaron, sin intención, el polvo al aire en la cabina del módulo y lo inhalaron. Esto provocó que sufrieran problemas respiratorios que se desvanecieron después de unas 24 horas.
Además, se informó que los síntomas empeoraban después de cada misión, lo que sugiere que la exposición repetida al polvo lunar exacerba su toxicidad. Sin embargo, la evidencia anecdótica no es una medida cuantitativa del daño potencial que el polvo puede causar a los humanos.

Un estudio revelador
Por ello, Michaela Smith, estudiante de doctorado en el Grupo de Investigación Respiratoria de la Universidad Tecnológica de Sídney, inició un exhaustivo estudio.
Smith realizó experimentos utilizando dos simulantes lunares (réplicas de polvo lunar real, ya que las muestras reales son limitadas). Además, para representar los pulmones, se introdujo el polvo simulante en dos tipos diferentes de células pulmonares: células bronquiales y alveolares, que representan las regiones superior e inferior de los pulmones, respectivamente.
Luego, Smith realizó el mismo experimento, pero con partículas en el aire tomadas de una concurrida calle de Sydney. Y, al comparar los resultados, descubrió que, si bien la forma irregular y la rugosidad del polvo lunar todavía irritan los pulmones, sus efectos son significativamente menores que los de la contaminación del aire.
“Es importante distinguir entre un irritante físico y una sustancia altamente tóxica”, destacó Smith.
“Nuestros hallazgos sugieren que el polvo lunar puede causar cierta irritación inmediata en las vías respiratorias. Sin embargo, no parece representar un riesgo para enfermedades crónicas a largo plazo como la silicosis, que se genera por materiales como el polvo de sílice (como en un sitio de construcción, por ejemplo)”, agregó.
“Los resultados contribuyen a la seguridad de devolver a los humanos a la Luna”, dijo Brian Oliver, profesor distinguido de Ciencias de la Vida en la Universidad Tecnológica de Sydney.
Tal vez te interese: Reporte Ad Astra #1 – ¿Por qué volver a la Luna?