El programa espacial chino podría estar a punto de concretar una maniobra sin precedentes. Este 23 de junio, el satélite experimental Shijian-25 (SJ-25) volvería a acercarse al Shijian-21 (SJ-21) en la órbita geoestacionaria, en lo que se perfila como un segundo intento de transferencia de combustible en órbita. Ambos satélites, operados por China, ya protagonizaron una primera aproximación el 13 de junio que fue detectada por firmas privadas de seguimiento espacial, aunque sin confirmación de acoplamiento ni repostaje. El nuevo acercamiento reaviva las especulaciones sobre el desarrollo de capacidades logísticas avanzadas por parte de Beijing.
Un primer intento de carga de combustible en el cosmos sin confirmación
El SJ-25 fue lanzado por China en enero de 2025 como parte de un programa experimental destinado a probar tecnologías de reabastecimiento orbital. Su diseño apunta explícitamente a realizar maniobras de proximidad y acoplamiento con otros satélites en servicio.
El SJ-21, por su parte, es conocido por haber remolcado en 2022 un satélite inactivo del sistema Beidou fuera de la geoestacionaria. Este movimiento se interpretó como una demostración de capacidad para remover basura espacial… o para reubicar activos orbitales de manera estratégica.
El 13 de junio, dos firmas de seguimiento espacial, Slingshot Aerospace y COMSPOC, registraron a los satélites orientales en una aproximación a menos de 1 kilómetro de distancia. Slingshot estimó que, de haberse producido un acoplamiento, este no habría durado más de tres horas. Sin embargo, la falta de imágenes ópticas impidió confirmar si hubo contacto físico.

Una nueva maniobra prevista para el 23 de junio
Según el análisis orbital de Slingshot, el SJ-25 y el SJ-21 volverían a converger este lunes 23 de junio, en lo que podría constituir un segundo intento de contacto, más prolongado o técnicamente refinado. La posibilidad de una recarga de combustible en órbita GEO, de concretarse, representaría una capacidad inédita a nivel mundial.
El interés en torno a esta maniobra no es solo tecnológico. La posibilidad de extender la vida útil de satélites sin lanzamientos adicionales podría transformar la lógica operativa en órbita geoestacionaria. Pero además, este tipo de tecnologías —basadas en maniobras de acoplamiento, brazos robóticos y navegación de precisión— son intrínsecamente de doble uso, y por tanto, motivo de atención en la comunidad de defensa espacial.
Victoria Samson, directora de seguridad espacial en la Secure World Foundation, alertó que sin una comunicación clara sobre el propósito del SJ-25, muchas interpretaciones en Occidente tenderán a considerarlo como una demostración de capacidades militares. “Este tipo de operaciones podrían servir tanto para extender misiones como para interferir con activos de otros países”, explicó. “En ausencia de transparencia, se interpretan como amenaza”.
En línea con esa preocupación, la Fuerza Espacial de Estados Unidos recordó que los satélites Shijian ya han demostrado capacidades avanzadas de aproximación, manipulación e inspección que, pese a su encuadre civil, pueden tener aplicaciones militares directas.
La carrera por la autonomía operativa en el espacio
Desde el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), la experta Kari Bingen lo resume con claridad: “China está probando sus sistemas en campo, ganando experiencia real. Es como tener un auto de alto rendimiento y una pista libre. Si no estás limitado por el combustible, podés llevarlo al límite”.
La operación prevista para el 23 de junio podría marcar un antes y un después en la historia de la logística espacial. Si se confirma que el SJ-25 logra reabastecer al SJ-21, China se convertiría en el primer país en demostrar esa capacidad en órbita.
Mientras la comunidad internacional observa con atención, los cielos geoestacionarios se convierten en escenario de experimentación tecnológica, rivalidad estratégica y una carrera por la autonomía operativa en el espacio.
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