Aunque Estados Unidos y China son los países que más logros espaciales están alcanzando últimamente, la Agencia Espacial Europea (ESA) no quiere quedarse atrás: su misión Proba-3 acaba de presentar sus primeras imágenes de la atmósfera exterior del Sol, la corona solar.
Porba-3, una innovadora misión
En marzo de este año, Proba-3 logró un hecho inédito: sus dos naves espaciales, el Coronagraph y el Occulter, volaron a 150 metros de distancia en perfecta formación durante varias horas sin ningún control desde tierra.
“Mientras están alineados, la pareja mantiene su posición relativa hasta un solo milímetro, una hazaña extraordinaria gracias a un conjunto de innovadoras tecnologías de navegación y posicionamiento”, explica la ESA.
En este sentido, las dos naves espaciales utilizan su tiempo de vuelo para crear eclipses solares totales artificiales en órbita. Es decir, se alinean con el Sol de modo que el disco de 1,4 m de tamaño que lleva Occulter cubre el disco brillante del Sol para la nave Coronagraph, proyectando una sombra de 8 cm sobre su instrumento óptico (ASPIICS).
Cuando la apertura de 5 cm del instrumento está cubierta por la sombra, ASPIICS captura imágenes de la corona solar sin interrupciones por la luz brillante del Sol.

¿Por qué Proba-3 es tan importante?
La observación de la corona es crucial para revelar el viento solar, el flujo continuo de materia desde el Sol hacia el espacio exterior.
También es útil para comprender el funcionamiento de las eyecciones de masa coronal (CME), explosiones de partículas enviadas por el Sol casi todos los días, especialmente durante los períodos de alta actividad.
Estos eventos pueden crear impresionantes auroras en el cielo nocturno, pero también representan serias amenazas para la tecnología moderna. Pueden interrumpir significativamente las comunicaciones, la transmisión de energía y los sistemas de navegación en la Tierra, como lo hicieron en mayo del año pasado.

El halo misterioso
La corona ardiente del Sol alcanza temperaturas superiores al millón de grados centígrados, mucho más calientes que la superficie debajo de ella. Esta diferencia de temperatura (contrario a lo que se creía) ha sido durante mucho tiempo un interrogante en la comunidad científica.
Pero el ASPIICS de Proba-3 ya está abordando este misterio mediante el estudio de la corona muy cerca de la superficie del Sol.
En este sentido, la clave es que Proba-3 puede crear un eclipse una vez cada 19,6 horas, mientras que los eclipses solares totales solo ocurren naturalmente alrededor de una o dos veces al año. Además, los eclipses totales naturales solo duran unos minutos, mientras que Proba-3 puede mantener su eclipse artificial hasta por 6 horas.
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