El futuro del observatorio solar más avanzado del planeta está en riesgo. Si el Congreso de Estados Unidos aprueba la propuesta presupuestaria de Donald Trump para el año fiscal 2026, el Telescopio Solar Daniel K. Inouye (DKIST), ubicado en Hawái, no podrá continuar operando.
El impacto fue expuesto durante la 246° reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS), donde Christoph Keller, director del Observatorio Solar Nacional (NSO), advirtió que el presupuesto proyectado por el gobierno para DKIST sería de apenas US$ 13 millones. En contraste, el NSO estima que solo en 2024 se destinaron US$ 30 millones al funcionamiento de esta instalación clave para la física solar.
“Con este presupuesto, no podemos operar DKIST. No hay forma de mantener en marcha una instalación tan compleja”, afirmó Keller.

Un salto científico amenazado a pocos años de iniciar
El DKIST, el telescopio solar más potente y grande del mundo, comenzó a operar en 2020, tras más de 25 años de planificación y construcción. Pesa unas 150 toneladas y está instalado a más de 3.000 metros de altura, en la cumbre del volcán Haleakalā, en la isla de Maui. El nombre hawaiano del lugar, que significa “la casa del sol”, no podría ser más apropiado.
El telescopio ofrece imágenes del Sol con un nivel de detalle jamás alcanzado desde la Tierra. La primera imagen publicada mostró estructuras del tamaño de Texas en la superficie solar. Más recientemente, captó “cortinas magnéticas” moldeadas por el campo magnético del Sol y regiones de su atmósfera con texturas extremadamente peculiares.
“Es el mayor salto en nuestra capacidad de estudiar el Sol desde los tiempos de Galileo”, explicó Jeff Kuhn, astrofísico de la Universidad de Hawái y uno de los investigadores que trabajó en DKIST.


Un recorte del 54% que paraliza el telescopio solar más grande del mundo
El presupuesto propuesto para 2026 implica una reducción del 54% respecto a los fondos asignados este año. DKIST absorbería la mayor parte de los recursos disponibles, dejando al resto del Observatorio Solar Nacional (NSO) con un presupuesto residual de apenas US$ 4 millones, una cifra insuficiente para sostener sus demás operaciones científicas.
Según explicó Keller, con ese monto apenas podrían mantenerse activas tres estaciones terrestres, lo que implicaría la interrupción total de los estudios de helioseismología —la disciplina que permite explorar el interior del Sol a través de sus vibraciones—. Incluso las tareas de monitoreo del clima espacial, fundamentales para anticipar eventos que afectan satélites y redes eléctricas, quedarían severamente limitadas.
“Si algo falla seriamente, no tendremos dinero para repararlo”, advirtió.
En ese escenario, décadas de esfuerzo científico quedarían en suspenso. La desconexión de DKIST no solo significaría perder una herramienta única para observar el Sol con una precisión sin precedentes, sino también retroceder en la capacidad global para anticipar fenómenos solares que afectan sistemas tecnológicos críticos. No es solo una cuestión de ciencia: es una decisión que debilita nuestra preparación frente a un entorno espacial cada vez más desafiante.
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