Por Melina Blanco

En lo más profundo del espacio, a 330 millones de años luz de distancia, en la constelación de Virgo, un agujero negro supermasivo acaba de despertarse después de más de 20 años de inactividad. 

Este resurgimiento ha puesto en marcha una cadena de eventos tan extraordinaros que astrónomos de todo el mundo lo observan con fascinación. Se trata del agujero negro de la galaxia ZTF19acnskyy, apodado “Ansky”, que está ofreciendo una oportunidad única para estudiar cómo los agujeros negros supermasivos se activan y transforman su entorno en el proceso.

Un AGN (núcleo galáctico activo) es una región extremadamente brillante en el centro de algunas galaxias, alimentada por un agujero negro supermasivo que atrae y consume material cercano. 

Cuando este material, como gas y polvo, se aproxima al agujero negro, forma un disco de acreción que emite grandes cantidades de energía en diversas longitudes de onda. Los AGN son algunos de los objetos más luminosos y energéticos del universo, y pueden emitir desde luz visible hasta rayos X, dependiendo de la actividad de su agujero negro central.

Ansky, un agujero negro con una masa equivalente a un millón de soles, había permanecido inactivo durante dos décadas. Sin embargo, de repente, los astrónomos detectaron un resplandor repentino en las longitudes de onda del ultravioleta al infrarrojo, lo que indicaba que había comenzado a “despertar”. 

Este destello de luz, provocado por un flujo de gas hacia el agujero negro, marcó el comienzo de un AGN recién nacido. El equipo de observación, liderado por Lorena Hernández-García de la Universidad de Valparaíso, Chile, identificó que las erupciones de rayos X comenzaron a repetirse a intervalos regulares, aproximadamente cada 4,5 días.

Una gran incógnita

Lo que más intrigó a los expertos fueron las erupciones cuasiperiódicas (QPE) de rayos X que Ansky comenzó a emitir. Estos estallidos de alta energía se repetían con una regularidad sorprendente, lo que sugiere que podrían provenir de un objeto que orbita el agujero negro, como una estrella o un agujero negro de menor masa. 

Este tipo de comportamiento podría indicar que el AGN recién activado está siendo alimentado de manera muy dinámica y compleja. Aunque los QPE son conocidos en algunos AGN, el hecho de que Ansky comenzara a emitirlos tan pronto como se activó es un hallazgo extremadamente raro y potencialmente revelador.

Una de las características clave del despertar de Ansky es la ausencia de líneas de emisión anchas en su espectro de luz visible. Estas líneas, que se forman cuando el gas cercano al agujero negro se ioniza debido a la intensa radiación, son típicas en AGN que ya han pasado por un proceso de activación más largo.

La falta de estas sugiere que el agujero negro podría estar alimentándose de una nube de gas amorfo, aún no completamente ionizada, lo que indica que este AGN está en una fase temprana de su activación.

Un gran aporte a futuro

Mientras los astrónomos siguen observando este agujero negro, los resultados de este estudio pueden abrir nuevas puertas en la investigación de los AGN y los agujeros negros supermasivos.

Su comportamiento inusual, como las erupciones cuasiperiódicas de rayos X y la ausencia de señales típicas de AGN maduros, ofrece una oportunidad única para entender cómo se encienden estos colosos cósmicos y cómo influyen en la evolución de sus galaxias. Ansky nos ayuda a reconstruir las primeras etapas del despertar de un núcleo galáctico activo y a desafiar los modelos existentes, abriendo nuevas puertas al estudio de los fenómenos más extremos del universo.

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