Por Jimena Zahn
China ha revelado los pormenores de su misión Chang’e-8, cuyo objetivo principal es ensayar el uso de los recursos que se encuentren directamente en la Luna. Además, esta iniciativa se abre a la colaboración con otros países.
Se espera que Chang’e-8 despegue en 2028, a bordo de un cohete Long March 5, desde el centro espacial de Wenchang. Según anunciaron representantes de la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), durante el 74º Congreso Astronáutico Internacional celebrado en Bakú el 2 de octubre, esta misión sentará las bases para un proyecto chino de mayor envergadura: la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS).
La misión estará compuesta por un módulo de aterrizaje, un vehículo explorador (rover) y un robot. Entre sus metas científicas se encuentran el estudio de la geología local, la observación de la Tierra desde la Luna, el análisis de muestras lunares tomadas allí mismo y la experimentación con la utilización de los recursos lunares. También se ha mencionado la prueba de un ecosistema terrestre cerrado en el entorno lunar.
Li Guoping, ingeniero jefe de la CNSA, comunicó la disposición de China a colaborar internacionalmente en la misión en diversos aspectos, que abarcan desde la propia misión hasta los sistemas y la carga útil. Aprovechando los avances y éxitos de China en la última década, esta misión probará tecnologías fundamentales para futuras exploraciones espaciales.
Los detalles de la misión
El módulo de aterrizaje de Chang’e-8 llevará consigo diez instrumentos científicos, y el vehículo explorador (róver) sumará cuatro más. Específicamente, el módulo de aterrizaje transportará cámaras para el aterrizaje y la topografía, un sismómetro para registrar movimientos sísmicos, un radiómetro lunar terrestre para medir la radiación, un generador de imágenes multiespectrales para analizar la superficie en diferentes longitudes de onda, un telescopio de rayos X suaves y otros instrumentos. Además, incluirá los dispositivos para el experimento del ecosistema cerrado y para la utilización de recursos in situ (ISRU).
Por su parte, el róver estará equipado con cuatro herramientas científicas: una cámara panorámica para obtener vistas detalladas del entorno, un radar de penetración lunar para estudiar la estructura del subsuelo (similar a los róveres de las misiones Chang’e-3 y Chang’e-4), un analizador de minerales que utiliza el espectro infrarrojo y un dispositivo para analizar y almacenar muestras lunares directamente en la Luna.
Más adelante, se especificó que se ofrecerá una capacidad de carga útil de 200 kilogramos para misiones secundarias. La CNSA estableció el 31 de diciembre como fecha límite para la recepción de cartas de intención, previendo completar las selecciones preliminares y finales en abril y septiembre de 2024, respectivamente.
Se han propuesto como posibles lugares de aterrizaje las áreas cercanas a Leibnitz Beta, el cráter Amundsen, el cráter Cabeus y la cresta Shackleton-de Gerlache. Tres de estos sitios, incluyendo la cresta de conexión, también están siendo considerados para la misión de alunizaje tripulado Artemisa 3 de la NASA.

Un proyecto prolongado en el tiempo
Esta misión es la siguiente en el programa lunar chino después de la Chang’e-7, cuyo lanzamiento está previsto para 2026 y que también se dirigirá al polo sur lunar. Ambas misiones, Chang’e-7 y Chang’e-8, son cruciales para establecer la base del proyecto de mayor escala ILRS en la década de 2030.
Chang’e-6 fue la primera misión en traer muestras de la cara oculta de la Luna. Este lanzamiento se realizó después de que se puso en órbita el satélite de retransmisión Queqiao-2, que facilitó la comunicación con la misión.
Yu Dengyun, diseñador jefe de la cuarta fase del programa de exploración lunar de China, explicó que la construcción del ILRS se llevará a cabo mediante el lanzamiento de cohetes superpesados en la década de 2030.
Además, Yu señaló que el ILRS, en su fase de utilización posterior alrededor de 2040, servirá para probar la tecnología y las capacidades necesarias para una futura misión tripulada a Marte.
El papel de Rusia y la planta nuclear
Es relevante mencionar que Roscosmos, la agencia espacial rusa, propuso el año anterior la edificación de un reactor nuclear en la superficie lunar en colaboración con la CNSA para el año 2035, con el propósito de suministrar energía a la ILRS. Posteriormente, la mención de una unidad de energía nuclear durante la presentación de un funcionario chino generó la presunción de que Pekín podría estar a favor de esta iniciativa.
Un aspecto crucial para la ILRS es el suministro energético, y en este ámbito Rusia posee una ventaja inherente. En lo referente a plantas de energía nuclear, particularmente para su despliegue en el espacio, Moscú lidera a nivel mundial, superando a Estados Unidos, afirmó Wu Weiren, diseñador jefe del programa de exploración lunar de China.
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