El auge de la inteligencia artificial (IA) está disparando la demanda energética de las grandes tecnológicas, y las empresas eléctricas estadounidenses ya sienten la presión. Las solicitudes de conexión para nuevos centros de datos se multiplican a un ritmo tan acelerado que están superando la capacidad máxima de generación o distribución de las compañías de energía.

Una investigación basada en las presentaciones de resultados de 13 principales proveedores eléctricos de Estados Unidos, reveló que casi la mitad de ellos recibió pedidos de suministro por volúmenes que duplican —e incluso cuadruplican— su demanda máxima histórica. El motivo: gigantes como Microsoft, Google y Amazon están buscando desesperadamente ubicaciones viables para instalar nuevos centros de datos, que requieren energía a escala industrial.

Una carrera contrarreloj para evitar apagones, o inversiones inútiles

El dilema para las eléctricas es delicado. Si subestiman la demanda, podrían quedar expuestas a cortes de suministro en momentos críticos. Pero si sobredimensionan la infraestructura, los consumidores podrían verse obligados a pagar tarifas más altas por obras injustificadas.

Para prevenir ese escenario, muchas compañías están duplicando sus planes de inversión a cinco años y redireccionando billones de dólares hacia nuevos desarrollos energéticos.

Aun así, el panorama es incierto. Las tecnológicas suelen presentar múltiples propuestas simultáneamente en distintos estados, lo que complica el cálculo real de la demanda futura.

“Estamos viendo una oleada de proyectos propuestos, muy poco claros, y a gran escala”, explicó Jon Gordon, directivo de Advanced Energy United. Este grupo incluye a proveedores de energía limpia y grandes consumidores, como los propios data centers.

James Richmond, CEO de e2Companies, advierte que muchas empresas tecnológicas licitan con tres proveedores distintos para un mismo proyecto. Así, se inflan las proyecciones: “Solo uno gana, los otros dos quedan descartados, pero todos registran la solicitud como si fuera real”.

Casos que superan cualquier expectativa

La magnitud del fenómeno ya se traduce en cifras impactantes. En Texas, la subsidiaria Oncor Electric reveló que recibió solicitudes por 119 gigavatios adicionales. Eso equivale a casi cuatro veces el pico actual de su sistema en la región de Dallas.

Por su parte, la eléctrica PPL, con sede en Pensilvania, declaró haber recibido más de 50 GW en pedidos relacionados con centros de datos, de los cuales al menos 9 GW ya están en etapas avanzadas. Para dimensionar: su capacidad actual es de apenas 7,2 GW.

La política de estas compañías es estricta. Según PPL, solo se autorizan inversiones en proyectos con acuerdos firmados.

Oncor, además, exige garantías como cartas de crédito, avales o efectivo antes de incorporar un proyecto a su planificación financiera. “Estas condiciones nos permiten mejorar la planificación y asegurar que la información que recibimos sea fiable”, afirmó su vocera Kerri Dunn.

En Kansas y Missouri, la empresa Evergy informó que el volumen de demanda adicional —en gran parte impulsado por centros de datos— se duplicó en 2024 y ya supera los 11 GW. Estas cifras representan más de toda la demanda pico esperada para 2025.

Ante semejante panorama, algunos estados comienzan a reaccionar. En Pensilvania, el gobierno evalúa crear una especie de “ventanilla única” para centralizar los pedidos de energía de los centros de datos. “Es una iniciativa que estamos analizando muy seriamente”, señaló Jacob Finkel, subsecretario de políticas del gobernador Josh Shapiro.

Gráfico que muestra las carteras de proyectos de cinco empresas para la demanda de centros de datos.

El riesgo de las eléctricas de construir de más, y muy caro

No todo es certeza para las big tech. Las condiciones económicas también amenazan con poner freno a varios proyectos. La inflación, las tasas de interés elevadas y la escasez de terrenos disponibles podrían provocar la cancelación de iniciativas millonarias.

En 2024, construir un solo megavatio costaba cerca de US$ 12 millones. Sin embargo, ese valor se incrementó aún más en los últimos meses.

Además, medidas comerciales como los aranceles al acero impuestos por Donald Trump podrían encarecer aún más los materiales de construcción.

“El riesgo de sobreconstrucción es real”, advirtió Nick Campanella, analista de Barclays. Las inversiones podrían terminar superando la demanda real si las condiciones del mercado cambian.

Y los cambios ya están en marcha. Algunos desarrolladores de inteligencia artificial están trabajando en modelos como DeepSeek, que requieren una fracción del poder de cómputo actual. Esto implica menor consumo eléctrico y menos necesidad de infraestructura de refrigeración, uno de los mayores consumidores de energía en los data centers.

La consultora TD Cowen reveló que Microsoft —uno de los mayores inversores del mundo en centros de datos de IA, con un presupuesto estimado de US$ 80.000 millones para este año— decidió dar marcha atrás en proyectos equivalentes a 2 GW de capacidad energética, tanto en EE.UU. como en Europa, solo en los últimos seis meses.

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