Tras varios años de relativa estabilidad en el Sistema Internacional, dos guerras tradicionales han estallado en el mundo: la primera, en Ucrania, comenzó allá por febrero de 2022 y, próximamente, cumplirá dos años; mientras que la segunda inició en octubre del año pasado en la Franja de Gaza.

Sin embargo, aunque ambas guerras son “tradicionales”, las capacidades tecnológicas de los países han avanzado considerablemente en los últimos años. Por ello, la gran pregunta es dónde se ganarán las guerras de hoy y, principalmente, las del mañana.

La opinión de los expertos

Según un artículo de opinión de David Roddenberry Jr, “ya sea que luchemos en frentes tradicionales (tierra, mar y aire), en el ciberespacio o en el espacio mismo, la victoria depende de nuestra capacidad para tomar decisiones precisas y ultrarrápidas basadas en volúmenes masivos de datos generados por sensores, máquinas, drones y otros sistemas digitales, además de las fuentes de inteligencia que han informado las decisiones relacionadas con la defensa durante décadas”.

Para Roddenberry Jr, obtener una victoria está directamente relacionado con tener el conocimiento y la perspicacia para tomar decisiones más inteligentes y más rápido que nuestros oponentes.

Sin embargo, primero los gobiernos deberán llevar a cabo una transformación institucional y ganar impulso en la materia, algo que la burocracia muchas veces no permite.

La dependencia de un solo proveedor

Uno de los principales problemas es que las organizaciones de defensa deben preservar la flexibilidad para adquirir el mejor software sin temor a quedar atrapadas en una solución que sea inadecuada para el futuro debido a que la tecnología y las misiones cambian. 

En pocas palabras, “si un socio tecnológico no está dando los resultados deseados, o si la misión y las prioridades cambian, deben ser reemplazables”.

David Roddenberry Jr explica que “muchos líderes de defensa que tienen la responsabilidad de obtener software de misión crítica a menudo se muestran reacios a contratar proveedores comerciales por temor a que el software pueda convertirse en un problema, ya que la empresa puede ganar una influencia desproporcionada en la relación con el tiempo”. 

Por ello, en general optan por desarrollar ellos mismos capacidades de software, lo que evita la dependencia del proveedor, aunque el problema es que los altos costos tecnológicos y monetarios de estos procesos muchas veces provocan que los mismos no avancen más allá de las fases de prueba. Así, lo que sucede es que se pasa a una etapa de dependencia de los costos de servicios.

Por ello, para evitarlo, actualmente los proveedores de software ofrecen soluciones que son más modulares, basándose en el reconocimiento de que el verdadero software comercial está “diseñado para ser reemplazado”.

El análisis de los datos

Otro de los grandes problemas a los que los tomadores de decisiones deberán enfrentarse es al de cómo controlar la gran cantidad de datos que las organizaciones de defensa abordan día a día.

Para Roddenberry Jr “una creciente clase de soluciones comerciales de élite está demostrando estar preparada para el desafío: utilizarse en entornos empresariales que operan a una escala comparable a las aplicaciones de defensa”.

Y muchas de estas capacidades disponibles comercialmente se pueden reutilizar para adaptarse a los requisitos de defensa, brindando a los altos mandos una solución que tiene “credibilidad callejera” en el mundo real a través de casos de uso comerciales analógicos con una viabilidad del 70% o más el primer día implementada en un entorno técnico de defensa.

El problema de la transición

Por último, un tema no menor es cómo utilizar los datos de un proveedor cuando este es remplazado por otro que ofrece mejores servicios.

En este sentido, existe una solución simple para evitar transiciones de software difíciles: si la solución se basa en un formato de datos propietario, hay que descalificarla. 

“En su lugar, céntrese en soluciones que garanticen que los datos de una organización se devuelvan en un formato estándar y no propietario que pueda utilizar para siempre”, sentencia Roddenberry Jr.

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