Ingenieros de la NASA lograron reactivar los propulsores de respaldo de la sonda Voyager 1, una nave experimental que lleva casi cinco décadas explorando el cosmos. Estos propulsores, inactivos desde 2004 y considerados inservibles, son clave para mantener la orientación de la nave, esencial para que su antena permanezca apuntando hacia la Tierra.
Una carrera contra el tiempo
El problema surgió cuando comenzó a disminuir el rendimiento de los propulsores principales, que orientan a Voyager 1, debido a la acumulación de residuos. Si estos fallaban por completo, la nave perdería su capacidad de comunicarse con nuestro planeta, un vínculo que ha sido constante desde su lanzamiento.
El equipo de la NASA enfrentó un desafío adicional: debían resolver el problema antes del 4 de mayo. A partir de esa fecha, la antena terrestre encargada de enviar comandos a las Voyager —incluida su gemela, Voyager 2— entraría en mantenimiento por varios meses, lo que impediría cualquier intervención oportuna.
Un rescate ingenioso
La solución para Voyager 1 consistió en reactivar los propulsores de respaldo, que no se usaban desde 2004, y restaurar sus sistemas de calefacción, cruciales para su correcto funcionamiento.
El riesgo era alto. Si la maniobra fallaba, la nave podía perder su orientación.
Los ingenieros esperaron 23 horas para recibir la señal de confirmación. Y cuando llegó, fue una victoria rotunda: los propulsores respondieron perfectamente.
“Fue un momento glorioso”, comentó Todd Barber, líder de propulsión de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de NASA. “Estos propulsores eran considerados inservibles. Fue un verdadero milagro”.
Lecciones de resiliencia y creatividad
Desde su lanzamiento en 1977, las sondas Voyager no solo exploraron los planetas exteriores del Sistema Solar, sino que también atravesaron sus fronteras, recorriendo más de 46.700 millones de km y convirtiéndose en los objetos creados por el ser humano que más lejos han llegado.
El éxito de esta nueva misión resalta no solo la robustez de las sondas, sino también la creatividad y persistencia del equipo de NASA.
A pesar de los obstáculos, Voyager 1 y 2 siguen enviando información sin precedentes sobre el espacio interestelar, ampliando nuestra comprensión del cosmos como ningún otro explorador ha logrado hasta ahora.
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