A dos meses de su llegada a la estación espacial china Tiangong, la tripulación de Shenzhou-21 avanza con una agenda de experimentos para estudiar cómo cambian la biología —humana y animal— y distintos materiales en microgravedad. En el plan de trabajo de esta rotación de astronautas figura un paquete de 27 experimentos para los seis meses de estadía, que cruza medicina espacial, biotecnología, fluidos, combustión y materiales.
En paralelo, la misión ya sumó una caminata espacial. El 9 de diciembre la tripulación completó su primera actividad extravehicular, con tareas de instalación, inspección y mantenimiento en el exterior de Tiangong.

Neurociencia en órbita: EEG para medir carga mental, cognición y emociones
Uno de los ejes principales de la misión es estudiar cómo responde el cerebro en el espacio. Para eso, la tripulación realizó mediciones con electroencefalografía (EEG), un sistema que registra la actividad eléctrica cerebral. Según las actualizaciones recientes, los astronautas reunieron datos sobre cómo evalúan su propio rendimiento y cómo regulan la atención y las emociones mientras trabajan en equipo. La idea es ver qué cambia en la concentración, la toma de decisiones y el cansancio mental bajo condiciones típicas de la vida en órbita, como la microgravedad y el aislamiento.
Estos registros sirven porque, en misiones largas, el desempeño humano no depende solo del sueño o la fatiga. También influye en cómo se coordinan las tareas y en qué tan bien se decide ante imprevistos. Con datos repetidos durante la misión, se pueden ajustar rutinas, cargas de trabajo y procedimientos para reducir errores y mejorar la seguridad.
Ratones: adaptación, estrés y un resultado clave tras el regreso
El otro gran eje es la biología con mamíferos. Shenzhou-21 despegó el 31 de octubre de 2025 y llevó cuatro ratones, dos machos y dos hembras, en un hábitat preparado para vivir en la estación. China lo presentó como su primer experimento con pequeños mamíferos en Tiangong. La idea es observar cómo se adaptan en microgravedad y en un ambiente cerrado, y después analizar muestras para ver señales de estrés y cambios en el organismo.
Después de una permanencia de 15 días en el espacio, los animales volvieron a la Tierra el 14 de noviembre con la misión Shenzhou-20 y el seguimiento continuó en laboratorio. Ya en esa etapa post-vuelo, una de las hembras quedó preñada y recientemente, en diciembre, parió nueve crías. Si bien solo seis sobrevivieron, es un resultado que se considera dentro de lo normal. Evidentemente, el paso por el espacio no impidió la reproducción.
Ahora, los científicos en Tierra continuarán observando los efectos posteriores a su estadía en microgravedad.

Biología vegetal y materia sin gravedad
En paralelo, la tripulación trabajó en el módulo Wentian de la estación con Arabidopsis thaliana, una planta muy usada en laboratorio. La cultivaron y tomaron muestras dentro de una caja cerrada tipo glove box para ver qué cambios aparecen en sus células y en su programa biológico cuando crece en microgravedad. La idea es comprender cómo se comportan las plantas fuera de la gravedad terrestre para luego poder producir comida y mantener sistemas de soporte de vida en misiones de larga duración.
También avanzaron con experimentos de física de fluidos. Prepararon y ajustaron un módulo de fluidos complejos y reemplazaron los portamuestras para iniciar nuevas corridas. En microgravedad, como no aparece la convección natural que en la Tierra genera el peso del fluido, pasan a dominar fenómenos como la tensión superficial y la difusión, y los líquidos se comportan distinto. Estos ensayos apuntan a mejorar tecnologías donde el control de fluidos es crítico, desde el manejo de combustibles y la refrigeración hasta procesos industriales y desarrollo de materiales.
Combustión y materiales
Shenzhou-21 también avanzó con trabajos en el gabinete de combustión de Tiangong. En términos simples, es el banco de pruebas donde montan ensayos con gases y dejan el equipo listo para repetirlos en serie. La tripulación ajustó el experimento, hizo limpieza del sistema y realizó mantenimiento de componentes. También operaron una cámara sin contenedor, que permite estudiar una muestra sin que toque paredes. En microgravedad, el calor no hace subir el gas como en la Tierra, por ende así se puede observar con más pureza cómo se comporta una llama y cómo se enfría o solidifica un material fundido.
Al igual que ocurrió con el experimento de los ratones, una parte del trabajo ya entró en su fase de análisis en Tierra. El mes pasado, China informó el regreso de 46,67 kg de muestras correspondientes a 26 experimentos, con material de ciencias de la vida, combustión y materiales.
En general, la lógica de estos ensayos es que en órbita se realiza el experimento y se conservan las muestras en condiciones controladas. Luego, ya en laboratorios terrestres, se realiza el análisis detallado con instrumental que no puede llevarse a la estación.
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