El Telescopio Espacial James Webb (JWST) detectó la supernova más antigua vista hasta ahora. La luz registrada por sus instrumentos comenzó su viaje hace 13.000 millones de años, cuando el universo tenía solo 730 millones de años. Esa explosión estelar estuvo acompañada por un estallido de rayos gamma (GRB), evento asociado al colapso de una estrella masiva.
Según los investigadores, el evento permite estudiar las primeras generaciones de estrellas, y también podría mostrar el nacimiento de uno de los primeros agujeros negros de masa estelar.
“En los últimos 50 años solo se detectaron unos pocos estallidos de rayos gamma en el primer período del universo”, explicó Andrew Levan, astrofísico y autor principal del estudio, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics. “Este caso es excepcional”.

Un estallido que viajó desde los orígenes del cosmos
El 14 de marzo de 2025, el satélite franco-chino SVOM, dedicado a la detección multibanda de fenómenos violentos, registró un intenso estallido de rayos gamma en el espacio profundo. Noventa minutos después, el observatorio Swift de la NASA captó el mismo evento en rayos X y determinó su posición. La explosión fue catalogada como GRB 250314A.
Once horas más tarde, el Telescopio Óptico Nórdico, ubicado en La Palma, observó el resplandor del GRB, ese destello producido cuando el material expulsado por la estrella impacta contra el gas que la rodea.
Cuatro horas después, el Very Large Telescope (VLT) en Chile midió el corrimiento al rojo del resplandor generado por la explosión. La luz es una onda electromagnética con una cierta longitud de onda, y sufre cambios durante su viaje. A medida que el universo se expande, el espacio por el que se desplaza esa onda también se estira, lo que provoca que su longitud aumente. Como las ondas más largas corresponden al extremo rojo del espectro, ese efecto se conoce como corrimiento al rojo.
En este caso, el valor de corrimiento medido fue z=7.3, uno de los más altos registrados. Este valor indica que la luz comenzó su viaje cuando el universo tenía apenas unos 730 millones de años. En otras palabras, estamos observando un fenómeno ocurrido en los primeros momentos de la historia cósmica, cuando el espacio se expandía mucho más rápido que hoy.
El corrimiento al rojo no solo vuelve la luz más rojiza, también dilata el tiempo aparente de los fenómenos que observamos desde la Tierra. Todo parece suceder más lento. Procesos que en el universo cercano duran días o semanas, a esa distancia se manifiestan como meses. Por este efecto, los astrónomos calcularon que esta supernova alcanzaría su máximo brillo recién tres meses y medio después del estallido de rayos gamma que la acompañó.
Con esa ventana temporal definida, el equipo de Levan solicitó tiempo discrecional de observación en el Telescopio Espacial James Webb. El 1 de julio, el JWST apuntó exactamente al lugar del estallido. Sus observaciones en infrarrojo cercano confirmaron que el resplandor provenía de una supernova.
“Solo el Webb podía demostrar de forma directa que esta luz era el producto del colapso de una estrella masiva”, señaló Levan. “Esto demuestra que podemos detectar estrellas individuales cuando el universo tenía apenas el 5% de su edad actual”.
Una supernova primitiva, pero familiar
El JWST también detectó, aunque muy tenue, la galaxia anfitriona de la explosión. Su análisis indica que se trata de una galaxia típica de esa época: más pequeña que las modernas, con menos estrellas, irregulares y muy activas, conformadas principalmente de hidrógeno y helio.
El espectro de la supernova sorprende por su similitud con el de explosiones de estrellas actuales. La estrella progenitora tenía una masa comparable a las estrellas masivas modernas, aunque los científicos esperan diferencias en la composición química. Hace 13.000 millones de años, la cantidad de elementos pesados (metales) era mucho menor. Para confirmar estos detalles se necesitarán observaciones adicionales.
Por ahora, esta es la supernova más distante y antigua observada. El record anterior lo tenía una supernova también observada por el JWST, proveniente de una explosión ocurrida 1.800 millones de años después del Big Bang.
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