La constante violación del espacio aereo europeo por parte de Rusia se ha ido intensificando en los últimos meses. Así, se han observado desde aviones militares hasta drones a lo largo y ancho de los países pertenecientes a la OTAN.

Y, aunque las alarmas se han encendido, los protocolos están entorpecidos. Esto se debe, especialmente, a la falta de coordinación en una respuesta conjunta ante la injerencia de los drones en los cielos europeos.

La presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó dichas agresiones como mecanismos de “guerra híbrida”. Y, aunque estos objetos voladores en la mayoría de los casos no se pudo determinar su nacionalidad, la presidente ha culpado directamente a Rusia por los altercados.

Su-35, caza multipropósito de generación 4++, actual columna vertebral de la defensa aérea rusa.
Su-35, caza multipropósito de generación 4++, actual columna vertebral de la defensa aérea rusa.

Los últimos incidentes

En el caso de Bélgica, los aeropuertos de Bruselas y Lieja se vieron obligados a cesar sus operaciones recientemente, luego de haber detectado drones, generando así que aviones tengan que cambiar de rumbo y otros no puedan despegar.

El ministro de Defensa belga, Theo Francken, declaró a su vez que el último domingo se habían visto drones sobrevolando el noreste del país. Dicho evento se suma a otros avistamientos de drones en el sureste del país la semana pasada y el mes pasado sobre material militar sensible.

La suma total de incidentes

República Checa notificó el 10 de septiembre haber sido víctima de drones sobrevolando instalaciones militares. En Oslo, Noruega, se cancelaron despegues y aterrizajes tras la amenaza de un dron en las inmediaciones del aeropuerto.

En Dinamarca, seis aeropuertos sufrieron interrupciones por la presencia de drones en el área de Copenhague y sus principales terminales aéreas. La primera ministra Mette Frederiksen calificó estos hechos como parte de un ataque híbrido contra el país.

Estonia fue testigo de una acción directa atribuida a Rusia cuando tres de sus aviones incursionaron durante 12 minutos en territorio aéreo no autorizado, hasta que cazas italianos de la OTAN los obligaron a retirarse.

En Alemania, los aeropuertos de Berlín y Bremen interrumpieron sus operaciones tras la aparición de drones. En octubre, el país también registró drones sobre instalaciones militares. El ministro del Interior declaró espionaje y sabotaje en el estado de Schleswig-Holstein el 26 de septiembre, después del avistamiento de drones sobrevolando la frontera entre Dinamarca y Alemania.

Lituania se vio obligada a cerrar el aeropuerto de Vilnius y su frontera con Bielorrusia el 28 de octubre, al detectar la intromisión de varios objetos no identificados en su espacio aéreo. El incidente ocurrió cinco días después de que el Centro Nacional de Gestión de Crisis detectara la incursión de aviones rusos durante 18 segundos.

Polonia enfrentó una situación similar con la aparición de un avión ruso el 28 y el 30 de octubre. El ministro de Defensa, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, confirmó que cazas MiG-29 escoltaron a los intrusos fuera del país. No fue la primera infracción: entre el 9 y el 10 de septiembre, 20 drones cruzaron el cielo polaco, lo que activó una respuesta de la OTAN con despliegue de F-35, F-16, helicópteros y sistemas Patriot.

Rumania desplegó aviones de combate tras detectar un dron de ataque ruso cerca de la frontera con Ucrania. Por último, España cerró temporalmente el aeropuerto de Palma de Mallorca el 20 de octubre tras el avistamiento de drones.

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