El programa espacial europeo sumó un nuevo logro con el lanzamiento del satélite Sentinel-1D, que despegó exitosamente el 4 de noviembre a bordo de un Ariane 6 desde el Puerto Espacial de Kourou, en Guayana Francesa. La misión, desarrollada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Comisión Europea en el marco del programa Copernicus, marca un paso clave en la renovación del sistema europeo de observación terrestre.
El Sentinel-1D, construido por Thales Alenia Space, tiene una masa de 2.184 kg y fue insertado en una órbita heliosincrónica de 693 km de altitud. Su instrumento principal es un radar de apertura sintética (SAR) en banda C, capaz de obtener imágenes de alta resolución sin depender de la luz solar ni de las condiciones meteorológicas. A esto se suma un sistema AIS (Automatic Identification System), que permite identificar y rastrear buques en los océanos.
Ambos sistemas trabajan de forma complementaria. Mientras el radar capta imágenes de la superficie marítima, el AIS registra las señales de los barcos que transmiten su posición. Comparar ambos conjuntos de datos posibilita detectar embarcaciones que navegan sin identificarse, lo que contribuye al control del tráfico marítimo, la lucha contra el contrabando y la vigilancia ambiental.
El satélite se destinará a aplicaciones civiles y científicas como la gestión agrícola, el monitoreo de inundaciones y el análisis de movimientos del terreno, asegurando continuidad operativa en el sistema Sentinel.

Relevo en la constelación Copernicus
El nuevo Sentinel-1D reemplaza al Sentinel-1A, lanzado hace once años y actualmente en funcionamiento, aunque con signos de degradación en su sistema de propulsión. Según Simonetta Cheli, directora de Observación de la Tierra de la ESA, “el satélite continúa operativo, pero en modo degradado. No podíamos asumir el riesgo de perder cobertura, por eso se priorizó el lanzamiento de 1D lo antes posible”.
Una vez que el nuevo satélite entre plenamente en servicio, la ESA iniciará el descenso controlado de Sentinel-1A, cumpliendo con los lineamientos internacionales de mitigación de desechos espaciales para garantizar su reentrada en un plazo máximo de 25 años tras el fin de la misión.

Ariane 6: autonomía espacial y eficiencia
La elección del Ariane 6, en su versión Ariane 62 (con dos propulsores sólidos laterales), respondió a la necesidad de asegurar un lanzamiento rápido y con medios europeos, tras las demoras del cohete Vega C. “Necesitábamos que Sentinel-1D estuviera operativo lo antes posible. Ariane 6 ofrecía la mejor ventana temporal”, explicó Cheli.
Por su parte, Mauro Facchini, jefe de la unidad Copernicus de la Comisión Europea, remarcó que la prioridad fue mantener el uso de lanzadores del continente. “Buscamos utilizar vehículos europeos en la mayor cantidad de misiones posible”.
Caroline Arnoux, vicepresidenta sénior de Arianespace, destacó que el Ariane 6 “fue el lanzador capaz de colocar Sentinel-1D en la órbita y el cronograma solicitados por el cliente”, consolidando así su rol como el nuevo caballo de batalla del acceso orbital europeo.
La misión Sentinel-1D fue el tercer vuelo del Ariane 6 en 2025 y el cuarto en total desde su debut. Todos los lanzamientos realizados hasta ahora utilizaron la configuración de dos propulsores. La versión Ariane 64, con cuatro, se postergó para inicios de 2026.
Antes de fin de año, Arianespace prevé una nueva misión del Ariane 6 que transportará dos satélites Galileo, parte del sistema de navegación europeo. El desempeño del cohete en estas primeras misiones será determinante para consolidar su transición como reemplazo definitivo del histórico Ariane 5, retirado en 2023.
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