¿Podrían ser OVNIs los misteriosos destellos de luz en placas fotográficas de los años 50? Algunos investigadores creen que sí

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En la década de 1950, antes de que el primer satélite artificial orbitara la Tierra, un conjunto de placas fotográficas del Observatorio Palomar, en California, registró algo inesperado: breves y brillantes destellos que aparecían y desaparecían sin explicación. Setenta años después, dos estudios científicos vuelven sobre aquellas imágenes y plantean una hipótesis que reabre el debate. Podrían haber sido objetos metálicos reflejando la luz solar desde una órbita terrestre, en tiempos en que la humanidad aún no había llegado al espacio.

Las placas del Palomar forman parte del material analizado por el proyecto VASCO (Vanishing and Appearing Sources during a Century of Observations), creado para revisar observaciones astronómicas del siglo pasado y detectar fuentes luminosas que aparecieron y desaparecieron sin causa conocida. La iniciativa está dirigida por la astrónoma Beatriz Villarroel, del Instituto Nórdico de Física Teórica de Estocolmo, junto con el investigador Stephen Bruehl, de la Universidad de Vanderbilt.

Entre 1951 y 1957, el equipo examinó más de 100.000 fotografías y encontró decenas de puntos brillantes que solo aparecían en una exposición. Estos “transitorios” no coincidían con estrellas, meteoros ni explosiones estelares conocidas. Lo más curioso es que muchos se registraron justo después de pruebas nucleares atmosféricas: los destellos eran 68% más frecuentes al día siguiente de un ensayo nuclear que en días normales.

OVNIs VASCO
Transitorios estudiados por el proyecto VASCO. Fuente: Beatriz Villarroel et al.

Los nuevos estudios

Los nuevos estudios fueron publicados en Scientific Reports y en Publications of the Astronomical Society of the Pacific. El primero se centra en la posible relación entre los destellos y las pruebas nucleares; el segundo compara las fechas de las imágenes con los reportes históricos de fenómenos aéreos no identificados (UAP).

Ambas investigaciones revelaron correlaciones estadísticamente significativas. En particular, los autores identificaron un aumento del 8,5% en la frecuencia de los destellos coincidentes con informes de avistamientos de objetos voladores no identificados (ONVIs o UAPs, en inglés). Uno de los casos más notorios corresponde al 27 de julio de 1952, cuando una serie de flashes detectados por el Observatorio Palomar coincidió con la célebre oleada de supuestos “platillos voladores” sobre Washington D.C., observada por radares y testigos.

La hipótesis más sólida hasta el momento apunta a objetos planos y altamente reflectantes en órbita terrestre, que habrían desviado la luz solar hacia la cámara del telescopio. Las imágenes muestran puntos nítidos, no trazos difusos, lo que sugiere que las fuentes eran cuerpos estacionarios o de movimiento muy lento a gran altitud. Pero si esas luces correspondían realmente a objetos en órbita, la pregunta es inevitable. ¿Quién los colocó allí antes del lanzamiento del Sputnik 1, en 1957?

Una coincidencia inquietante

El vínculo temporal entre los destellos y las pruebas nucleares llevó a los investigadores a contemplar otra posibilidad. Que las explosiones atómicas hayan generado un fenómeno atmosférico desconocido, capaz de producir reflejos breves visibles desde observatorios terrestres. Sin embargo, esa hipótesis enfrenta un problema: las placas se exponían muchas horas después de las detonaciones, lo que hace improbable que un efecto atmosférico durara tanto tiempo.

Tampoco parece tratarse de partículas radiactivas depositadas sobre las placas, ya que eso habría dejado manchas difusas en lugar de puntos nítidos. “Lo sorprendente —explicó Bruehl— es la precisión temporal. El día posterior a cada prueba, los destellos se multiplicaban. Qué representan exactamente sigue siendo una pregunta fascinante”.

Un fenómeno desconocido, u OVNIs: el misterio detrás de las placas fotográficas

Como ocurre con cualquier hallazgo extraordinario, no faltan las objeciones. Varios especialistas sostienen que los destellos podrían deberse a defectos fotográficos o a contaminación de las placas después de décadas de almacenamiento. Otros señalan que la coincidencia con avistamientos de UAPs podría ser una simple cuestión estadística. Los años 50 fueron la época dorada de los reportes de “platillos voladores”, por lo que no resulta sorprendente encontrar correlaciones.

Los propios autores admiten que correlación no implica causalidad. Y, al igual que en la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI), subrayan la necesidad de agotar todas las explicaciones naturales antes de recurrir a teorías extraordinarias.

Hoy, el misterio de las luces del Palomar sigue sin resolverse. Las pruebas nucleares atmosféricas están prohibidas por tratados internacionales, y no existe manera ética de reproducir las condiciones originales. Aun así, Villarroel y su equipo proponen una vía de verificación: repetir el experimento con el cielo actual, observando si los satélites conocidos generan patrones similares de flashes sobre las placas fotográficas.

Si el resultado coincidiera, reforzaría la idea de que los destellos de los años 50 fueron reflejos solares de objetos metálicos orbitando la Tierra. Si no, el enigma persistirá. Y, como tantas veces en la historia de la astronomía, quedará la sensación de que el cielo todavía guarda secretos que apenas empezamos a descifrar.

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