El avión X-59 de la NASA, desarrollado por Lockheed Martin, realizó exitosamente su primer vuelo experimental este martes 28 de octubre. El despegue tuvo lugar en el Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA, para luego sobrevolar el desierto en la zona de Edwards perteneciente al Estado de California.
El avión monomotor de unos 30 metros duró en el aire alrededor de una hora a 12.000 pies y 250 millas por hora de velocidad. Como podemos observar la aeronave voló a una velocidad inferior a la del sonido, ya que la finalidad principal de esta misión era poner a prueba el rendimiento del motor, la estabilidad aerodinámica, la aviónica, el sistema de piloto automático y la maniobrabilidad de los ejes, antes de pasar a pruebas de mayor intensidad, altura y velocidad.

X-59, ¿el sucesor del Concorde?
Recordemos que la NASA contrató a Lockheed Martin, por más de US$ 518 millones, para presentar un avión supersónico completamente funcional sobre áreas urbanas para el año 2029. La idea sería superar a su sucesor, el Concorde, ya que este último tenía las capacidades limitadas.
El avión supersónico europeo sólo podía volar a su máxima velocidad en destinos cercanos a grandes cuerpos de agua, con rutas como París, Rio de Janeiro, New York, México, porque, al superar la velocidad del sonido, se generaba el efecto conocido como el boom sónico.
Esta onda de choques se expandía sobre el terreno a su alrededor generando daños a aquellos materiales y/o seres vivos que se encuentren en su cercanía. El estruendo sónico fue una de las principales razones por las cuales hace más de 20 años estas aves veloces no han vuelto a surcar los cielos.
El proyecto estadounidense promete, bajo la Misión Quest, la creación de un nuevo águila aerodinámicamente capaz de volar a velocidades supersónicas pero de manera silenciosa.
El futuro del X-59
El X-59 pasará una serie de pruebas antes de alcanzar la velocidad de crucero de 925 millas por hora o Mach 1.4, a una altitud de 55.000 pies, muy por encima en altura y velocidad que los aviones comerciales convencionales.
Faltan varios años y ensayos para alcanzar las metas para la cual fue diseñado el X-59 pero esta prueba fue sin duda un pequeño vuelo para el avión y un gran vuelo para la aviación.
“Este trabajo mantiene el lugar de Estados Unidos como líder en aviación y tiene el potencial de cambiar la forma en que vuela el público”, declaró Sean Duffy, secretario de Transporte de Estados Unidos y administrador interino de la NASA.
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