El cometa 3I/ATLAS, descubierto en julio de 2025, atraviesa el Sistema Solar sin representar ningún peligro para la Tierra. Pero su paso no pasa inadvertido. La NASA y la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) lo convirtieron en el centro de una campaña mundial de observación que servirá como entrenamiento ante futuras amenazas reales.
Este viajero espacial fue detectado por el sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) desde Hawái. Es el tercer objeto interestelar confirmado que visita nuestro entorno, después del asteroide 1I/ʻOumuamua (2017) y el cometa 2I/Borisov (2019).
Los análisis preliminares indican que se trata de un cometa con una trayectoria hiperbólica, es decir, que no está ligado gravitacionalmente al Sol. Llegó desde otra estrella y, tras pasar por el Sistema Solar, continuará su viaje al espacio interestelar.
Según estimaciones del Telescopio Espacial Hubble, su núcleo mide entre 0,3 y 5,6 km de diámetro. Estará más cerca de la Tierra entre fines de noviembre de 2025 y enero de 2026, a una distancia mínima de 270 millones de km.
¿Por qué es tan importante observarlo?
Aunque no representa ningún riesgo, 3I/ATLAS ofrece una oportunidad científica única. Los cometas interestelares son notoriamente difíciles de estudiar. Esto es porque sus colas y su coma alteran las mediciones de brillo y vuelven más compleja la predicción de su trayectoria.
Por ese motivo, la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) puso en marcha una campaña global de observación que involucrará telescopios de distintos puntos del planeta. El propósito es poner a prueba los sistemas de detección, medición y modelado orbital que se emplean para rastrear objetos potencialmente peligrosos, conocidos como NEO (Near-Earth Objects).
La convocatoria está abierta a observatorios, universidades y astrónomos aficionados, que podrán inscribirse hasta el 7 de noviembre de 2025. La iniciativa incluye un taller técnico el 10 de noviembre y una serie de teleconferencias que se desarrollarán durante la fase de observación.
El proyecto apunta no solo a evaluar la precisión de los instrumentos, sino también la coordinación entre equipos de distintas latitudes, una capacidad clave para responder eficazmente ante una eventual amenaza real. Además, las observaciones de 3I/ATLAS permitirán perfeccionar las técnicas de astrometría precisa, que consisten en registrar el movimiento del cometa respecto de las estrellas de fondo. Este tipo de ejercicios refuerza la habilidad de la comunidad científica internacional para calcular órbitas con mayor exactitud y emitir alertas tempranas si algún objeto llegara a representar un riesgo para la Tierra.
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