El Ejército estadounidense está reimaginando el papel de los drones en el campo de batalla. La próxima estrategia de sistemas aéreos no tripulados (UAS) apunta a desarrollar plataformas autónomas, económicas e interoperables, capaces de recibir instrucciones tácticas directas en lugar de ser pilotadas manualmente.

Según el mayor general Clair Gill, jefe de aviación del Ejército, la meta es que los drones comprendan el propósito detrás de una orden y la ejecuten con disciplina algorítmica. “Quedaron atrás los días en que un operador de drones era un piloto. Ahora tenemos capacidad autónoma donde incluso podemos usar grandes modelos de lenguaje para darle órdenes al sistema”, explicó durante la conferencia anual de la AUSA en Washington D.C.

Actualmente, lanzar una emboscada con drones requiere, por lo menos, cuatro soldados: uno para el vuelo, otro para la seguridad, uno que manipule el equipo y otro que monte las antenas. Para el general de brigada Travis McIntosh, de la 101.ª División Aerotransportada, ese esquema debe cambiar. “El verdadero punto de inflexión será cuando podamos volar drones por orden, no por piloto. Cuando los drones comprendan la intención del comandante, habremos alcanzado el umbral de la autonomía útil”, afirmó.

En esa dirección, sus tropas desarrollaron un modelo propio: el Attritable Battlefield Enabler 101 (ABE), un dron de 740 dólares, considerablemente más barato que los modelos comerciales de 2.500. Aunque el ABE cumple con las funciones básicas, el objetivo ahora es dotarlo de un software que pueda decidir por sí mismo cuándo y dónde lanzar una granada o ejecutar una misión específica.

Una arquitectura común para todos los UAS

El Ejército también busca un sistema de software unificado que permita controlar distintos vehículos no tripulados desde una misma interfaz. La idea, según el general de brigada David Phillips, es crear una “vista común” y un “control común” para todos los sistemas UAS, facilitando la interoperabilidad entre plataformas de diferentes fabricantes y usos tácticos.

Paralelamente, Gill confirmó que la nueva estrategia UAS ya cuenta con un borrador y que su implementación implicará reformas estructurales en la fuerza. Se creará una nueva especialidad militar, el MOS 15X, que combinará las funciones de operador (15W) y mantenedor (15E). El objetivo es integrar a estos soldados directamente en unidades de combate.

Capacitación y doctrina unificada

El cambio no es solo tecnológico. En Fort Rucker, Alabama, el Ejército puso en marcha el Curso Avanzado de Letalidad UAS, destinado a estandarizar la doctrina y el entrenamiento entre diferentes ramas. Entre ellas, infantería, artillería, fuerzas especiales, ciberdefensa y blindados. “Nos estamos preparando para la segunda iteración. Cuando el gobierno reanude actividades, el curso estará listo para expandirse”, adelantó Gill.

Con drones más baratos, algoritmos vez más sofisticados y una estructura militar adaptada a la era de la IA, el Ejército estadounidense busca transformar el modo en que se libran las operaciones tácticas. El horizonte no es reemplazar al soldado, sino multiplicar su capacidad de acción mediante sistemas capaces de entender órdenes complejas y actuar de manera coordinada. El desafío inmediato es lograr que la autonomía artificial responda con la precisión, el juicio y la disciplina que exige el campo de batalla moderno.

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