La 76.ª edición del Congreso Astronáutico Internacional (IAC), realizada en Sídney, Australia, reunió a más de 7000 participantes entre astronautas, científicos, investigadores, empresas y prensa. El evento central fue el plenario con los jefes de las principales agencias espaciales, quienes presentaron visiones que van desde el regreso a la Luna hasta el primer paso en Marte.

Entre los anuncios más relevantes, Sean Duffy, administrador de la NASA, subrayó que pasaron 53 años desde la última misión tripulada a la Luna y confirmó el calendario inmediato del programa Artemisa. La misión Artemisa 2, prevista para 2026, realizará un vuelo de sobrevuelo lunar, mientras que Artemisa 3 llevará astronautas al polo sur del satélite poco después. El objetivo estadounidense para la próxima década es establecer una presencia humana sostenida en la Luna, concebida como plataforma estratégica para encarar el desafío mayor, la llegada de personas a Marte.

En sintonía con esa ambición, el director de la Agencia Espacial Europea, Josef Aschbacher, presentó la “Visión 2040”, un plan estratégico de largo plazo que busca trascender los ciclos políticos y garantizar estabilidad en la financiación. La ESA apunta a fortalecer la autonomía y resiliencia tecnológica europea, al tiempo que profundiza la cooperación con socios clave como NASA y JAXA. El plan también contempla enviar astronautas europeos a la Luna y desarrollar nuevas tecnologías críticas para la exploración espacial.

China: muestras lunares y gestión orbital

Bian Zhigang, viceadministrador de la CNSA, fue el encargado de mostrar los avances de China. Destacó las misiones Chang’e 5 y 6, que lograron traer a la Tierra muestras lunares entregadas a socios internacionales para su análisis. También recordó que en mayo se lanzó la sonda Tianwen 2, actualmente en camino a un asteroide cercano a la Tierra.

Aunque, a diferencia de Duffy, evitó profundizar sobre la meta de enviar astronautas a la Luna en 2030, sí remarcó los esfuerzos de su país en la construcción de una megaconstelación de satélites, junto con proyectos de gestión de tráfico espacial y medidas para enfrentar la basura orbital. Entre ellas, investigaciones para la remoción activa de desechos en órbita, un paso clave frente a la saturación creciente del espacio cercano a la Tierra.

India, Canadá y Japón: socios estratégicos en expansión

Más allá de las potencias tradicionales, otros países avanzan con proyectos que consolidan su lugar en la exploración espacial. India, a través de la ISRO, confirmó que su programa Gaganyaan, destinado a enviar astronautas a la órbita terrestre, apunta a un primer vuelo tripulado a principios de 2027. El presidente de la agencia, V. Narayanan, explicó que ya se trabaja en la certificación de cohetes, pruebas orbitales y sistemas de reentrada. Además, India participará junto a JAXA en la misión LUPEX, un alunizaje en el polo sur previsto para esta década. El horizonte es aún más ambicioso: llevar astronautas indios a la Luna para 2040.

En el caso de Canadá, la prioridad inmediata pasa por la misión Artemisa 2, donde uno de sus astronautas volará alrededor de la Luna. La directora de la CSA, Lisa Campbell, subrayó que el país busca reforzar su papel global en robótica espacial, sistemas críticos para misiones de espacio profundo, aplicaciones de inteligencia artificial y tecnologías cuánticas. A su vez, anunció inversiones en proyectos de doble uso y nuevas misiones de observación de la Tierra con impacto directo en la economía canadiense.

Por último, Japón apuesta tanto al presente como al futuro cercano. Hiroshi Yamakawa, presidente de JAXA, confirmó que el 31 de octubre despegará el primer carguero HTV-X, transportado por un cohete H3, para reabastecer a la Estación Espacial Internacional. En paralelo, el país prepara la misión MMX, que buscará traer muestras de Fobos, la luna de Marte. El lanzamiento está programado para 2026 y el regreso a la Tierra para 2031.

Las principales agencias espaciales discuten el nuevo capítulo en la carrera por la Luna y Marte

El IAC 2025 mostró que la pregunta ya no es si volveremos a la Luna o llegaremos a Marte, sino cuándo y bajo qué bandera. Entre planes nacionales, cooperación internacional y tecnologías que hace apenas unas décadas parecían ciencia ficción, el futuro de la exploración humana entra en una etapa decisiva.

Lo que antes eran sueños aislados hoy se transforman en estrategias concretas. Bases lunares sostenidas, viajes tripulados a Marte y proyectos conjuntos que podrían redefinir la presencia de la humanidad más allá de la Tierra.

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