Estados Unidos advierte que no puede garantizar su dominio en el espacio sin aliados. Para Washington, la única forma de mantener la superioridad frente a rivales como China es consolidar una red de cooperación con países que ya cuentan con capacidades espaciales. Así lo plantearon funcionarios militares durante la conferencia Aire, Espacio y Cibernética de la Asociación de Fuerzas Aéreas y Espaciales.
“El conflicto espacial es complejo y ningún país puede afrontarlo solo”, advirtió el coronel Frank Brooks, subdirector de asuntos internacionales espaciales de la Fuerza Aérea. Según explicó, la magnitud de los desafíos —desde la gestión de desechos orbitales hasta el monitoreo de actividades hostiles— obliga a tejer una red global de cooperación.
Un ejemplo concreto es el sistema trilateral DARC (Deep Space Advanced Radar Capability), compartido entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia. Este radar de espacio profundo permite rastrear objetos y conductas adversarias, reforzando la seguridad compartida.
Los aliados de Estados Unidos en África y la competencia con China
La dependencia de los sistemas espaciales se multiplica. Abarcan desde la navegación por GPS hasta la vigilancia de pesca ilegal y la coordinación militar. Sin embargo, también crecen las amenazas. En ese contexto, África aparece como un terreno clave donde China ya avanza con acuerdos estratégicos.
“El mayor recurso no es la tecnología, sino la colaboración con socios y aliados”, sostuvo el general de brigada Jacob Middleton, comandante de las Fuerzas Espaciales de EE.UU. en Europa y África. Su objetivo es consolidar alianzas que actúen como factor de disuasión en tiempos de paz.
Middleton ya visitó la Agencia Espacial Africana, en Egipto, además de Marruecos, y busca sumar a Nigeria, Angola y Kenia a la mesa de diálogo. “Esto es una competencia. Si China va, nosotros también”, afirmó.
El general insistió en que Estados Unidos quiere asociarse con cualquier nación interesada, incluidas aquellas con programas espaciales emergentes. “La verdadera competencia es por los corazones y las mentes: quién se une a nuestro equipo y quién al de nuestros rivales”, resumió.
La construcción de alianzas, sin embargo, no es sencilla. Conflictos políticos y de intereses pueden complicar el proceso. Para Middleton, la clave está en alinear los objetivos de seguridad nacional de cada país con una hoja de ruta realista: primero asesorar, luego capacitar y finalmente ejecutar planes conjuntos.
El juego en equipo, versión espacial
En la conferencia AMOS de Maui, el general canadiense Ryan Deming recurrió a una metáfora deportiva para describir el rol de los socios internacionales. “Un partido de hockey no puede jugarse con una sola persona, aunque sea el mejor del mundo. El ritmo es demasiado rápido. Lo mismo pasa en el espacio, necesitamos compañeros de equipo que entiendan cómo se juega”, afirmó.
La comparación refuerza la idea central: la velocidad y la coordinación son factores decisivos. En el espacio no hay tiempos muertos, y anticiparse al adversario requiere un engranaje multinacional capaz de operar con fluidez.
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