La startup alemana Helsing presentó en las afueras de Múnich el CA-1 Europa, un prototipo de avión no tripulado de combate de cola en V y líneas angulares. Según la empresa, debería volar por primera vez en 2027 y llegar al inventario militar en un plazo de alrededor de cuatro años. Helsing lo posiciona como un sistema impulsado por inteligencia artificial capaz de operar en forma autónoma, en enjambres o como “wingman” acompañando a cazas tripulados.
El objetivo declarado es ofrecer un vehículo aéreo de combate no tripulado (UCAV) más económico y prescindible que un caza tradicional para misiones en entornos altamente disputados, como interferencia, señuelo, o tareas de apoyo táctico. Helsing sostiene que la IA habilita niveles de autonomía que transforman la conducción del conflicto y que su diseño será una fracción del costo de un avión de combate clásico.
Helsing se suma a una ola de desarrollos similares: la Fuerza Aérea de EE.UU. financia flotas de aviones de combate colaborativos (CCA) con empresas como Anduril y General Atomics; Airbus mostró en junio su concepto para volar junto a Eurofighter. La movida también refleja demandas militares por sistemas con mayor agilidad de producción y menor coste operativo que los cazas tripulados.
Estrategia productiva y riesgos
Para ganar músculo industrial, Helsing compró en junio al fabricante alemán Grob, especializado en entrenadores militares ligeros de hélice, utilizados en unos 14 países. Estos aviones tienen un tamaño comparable al de la nueva generación de drones “wingman”. Con esta adquisición, la startup busca acelerar procesos de diseño y producción, aunque analistas advierten que existe un salto importante entre fabricar entrenadores y desarrollar un avión de combate colaborativo plenamente operativo.
Fundada en 2021, Helsing se consolidó rápidamente gracias a inversiones superiores a los mil millones de dólares, con socios como Saab. Su CEO, Daniel Ek —con experiencia previa en software de inteligencia artificial para defensa— dio el giro hacia drones tras la invasión rusa de Ucrania. Desde entonces, la empresa ha entregado 2.000 unidades del modelo HF-1 de un pedido de 4.000 para Ucrania. Además, anunció la producción de 6.000 drones de ataque HX-2, actualmente en fase de pruebas.
“La IA lo cambia todo… y lo fundamental que permite es la autonomía”, señaló el cofundador Gundbert Scherf. Sin embargo, expertos como Douglas Barrie, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), remarcan que dominar procesos aeronáuticos complejos y asegurar producción en serie no es sencillo: comprar experiencia industrial ayuda, pero no elimina el reto técnico ni regulatorio.
El CA-1 Europa resume esa apuesta, un intento de transformar a una joven startup tecnológica en un actor central de la defensa europea, combinando autonomía, vuelo en formación y reducción de costos. Lo que falta por definir son cuestiones críticas como el armamento, el precio final y la capacidad real de convertir prototipos en sistemas confiables y desplegables a gran escala.
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