La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa de futuro, sino el eje que define la competencia geopolítica del presente. En este escenario, Estados Unidos se enfrenta a un dilema fundamental: liderar la transformación global que impulsa la IA o ceder terreno frente a potencias autoritarias. En esa encrucijada, la República Argentina aparece como un socio estratégico inesperado, capaz de reforzar la expansión de la tecnología estadounidense en la región.
IA como política de Estado en Norteamérica
La administración Trump dejó claro que la IA no es solo un motor de innovación, sino un pilar de competitividad y seguridad nacional. La orden ejecutiva “Removing Barriers to American Leadership in Artificial Intelligence” fue un gesto de política exterior tanto como de política interna.
El sector privado acompaña este impulso. Brad Smith, presidente de Microsoft, planteó en su artículo The Golden Opportunity for American AI que uno de los ejes de la estrategia debe ser “exportar la IA estadounidense a aliados y socios”. En definitiva, la supremacía tecnológica también se disputa en la capacidad de construir infraestructura en países aliados.
Argentina, por su parte, cuenta con una cultura digital consolidada. Desde su temprana adopción de internet —en el año 2000 producía la mitad de los sitios en español— hasta la creación de 11 unicornios –startups que alcanzan una valuación superior a los US$ mil millones— y su participación en el grupo Hiroshima AI Process del G7, el país ha demostrado resiliencia y capacidad de innovación, incluso en contextos económicos inestables.
En este marco, Washington ve en Buenos Aires un lugar para instalar la próxima generación de infraestructura en IA. La visita en abril de 2025 del secretario del Tesoro, Scott Bessent, en su primer viaje oficial al exterior, ratificó el apoyo estadounidense al plan de reformas de Milei y abrió la puerta a una cooperación tecnológica acelerada. El objetivo es promover una IA basada en valores democráticos y limitar la influencia tecnológica de China.
Energía nuclear y centros de datos
Uno de los activos más importantes de Argentina es su trayectoria en energía nuclear civil, reconocida internacionalmente desde la década de 1950. Ese legado se refleja hoy en proyectos como el reactor multipropósito RA-10 y el modular CAREM-25, junto con un plan de nuevos reactores modulares pequeños (SMR) y de minería de uranio. Estos sistemas no solo apuntan a cubrir la demanda local, sino también a garantizar energía libre de carbono para centros de datos y plataformas de IA.
Recientemente, la administración Milei lanzó un nuevo plan nuclear junto a Rafael Mariano Grossi, director del OIEA. Según el presidente, el objetivo es un “resurgimiento total de la tecnología nuclear” para sostener la infraestructura digital.
En paralelo, Trump firmó cuatro órdenes ejecutivas para acelerar la construcción de plantas nucleares avanzadas en EE.UU. Según Joseph Dominguez, CEO de Constellation Energy, “los centros de datos requieren energía abundante, libre de carbono y confiable las 24 horas, y solo las plantas nucleares pueden garantizarlo”.
Argentina y su plan para acelerar la adopción de IA
El gobierno argentino busca convertir al país en un polo regional de IA. Para ello plantea:
- Impulsar la adopción de IA y computación en la nube en el sector público y en pymes.
- Ampliar el acceso a bases de datos públicas para favorecer el desarrollo local.
- Implementar programas masivos de capacitación digital, desde alfabetización en IA hasta entrenamientos especializados.
- Desarrollar modelos de lenguaje entrenados con datos culturales y lingüísticos argentinos.
- Crear aceleradoras de startups con apoyo estatal y privado.
- Incorporar la carrera de “Ingeniería en IA” en universidades públicas como eje de formación y transferencia tecnológica.
Una alianza con impacto regional
El alineamiento con EE.UU. no es caprichoso, es estratégico. Para Argentina, significa acceso a inversión, infraestructura y capacitación. Para Washington, garantiza que los estándares de IA en América Latina estén basados en valores democráticos y no en control autoritario.
El 23 de julio de 2025, Trump firmó una nueva orden ejecutiva que reafirmó la prioridad de exportar IA a países aliados, bajo el liderazgo de Marco Rubio, Secretaría de Estado, y Howard Lutnick, Secretario de Comercio. Argentina aparece como socio dispuesto y con condiciones para convertirse en un nodo clave en la arquitectura tecnológica regional.
La oportunidad está sobre la mesa. Argentina puede dar un salto de desarrollo alineado con la expansión de la IA estadounidense, y Estados Unidos puede consolidar un socio estratégico en el Cono Sur. En la era digital, donde los centros de datos reemplazan a los pozos de petróleo como motores de poder económico, la decisión no admite demora.
Tal vez te interese: ¿En qué consiste el Plan Nuclear anunciado por el presidente Javier Milei?